Crónica de un desastre anunciado
“Las redes sociales sin objetivos son como una silla mecedora: mucho movimiento pero no te llevan a ningún lado…”
Pedro Rojas/Periodista
En Tamaulipas, el proceso para elegir a jueces y magistrados en los poderes judiciales federal y estatal está materializando su futuro en el presente. Y no es como dicen los románticos, color de rosa.
La escasa credibilidad en los procedimientos para integrar las listas de candidatos y la oscuridad en torno a las trayectorias y capacidades de los aspirantes, han contaminado de manera tan severa este ejercicio, que los propios interesados originales en participar para incorporarse a un tribunal están, como dice la voz popular, “dejando los rayones”.
Día tras día, se han ido sumando las declinaciones de quienes no ven en estos comicios un picaporte digno para entrar al mundo judicial y temen ser exhibidos como advenedizos o posibles marionetas de otro poder.
Estamos a sólo unos días de cerrarse los registros. Y dado que ya no habrá reemplazos, al parecer muchas urnas se quedarán esperando los votos que alegremente habían anticipado…
‘YOUTUBERS’ AL ATAQUE
Va un aplauso para el Gobierno de Tamaulipas por su decisión de combatir la corrupción.
O por lo menos por intentarlo, porque hasta ahora los resultados han sido escasos en proporción a las enormes trapacerías de la administración estatal cabecista, cuyos principales exponentes siguen meciéndose –con marcadísimas excepciones– en las dulces alas de la libertad y por lo tanto, también de la impunidad.
En este escenario, hoy me permito agregar un extrañamiento cuyo destino tiene nombre y apellidos.
Va dirigido a la Secretaria de la Contraloría estatal, Norma Angélica Pedraza Melo, quien dio a conocer que existen investigaciones sobre el también actual secretario, pero de Trabajo y Previsión Social, Luis Gerardo Illoldi, derivadas de acusaciones contra este servidor público, sobre presuntos enriquecimiento ilícito y tráfico de influencias.
Nada raro debe haber en estas acciones. Son la tarea medular del área vigilante del buen uso del presupuesto y por lo tanto plenamente justificables, pero lo que me parece inadmisible es que la señorita Pedraza Melo cite como origen de esas pesquisas a denuncias presentadas en redes sociales, donde suelen brillar por su ausencia las pruebas sobre las acusaciones manejadas en esos terrenos.
No conozco en forma personal ni institucional al señor Luis Gerardo Illoldi y por lo tanto no puedo opinar sobre su culpabilidad o inocencia en ilícitos como los mencionados líneas arriba, pero lo que sí queda claro es que si para la Contraloría gubernamental bastan los señalamientos de “youtubers”, “tiktokeros” o portales que con frecuencia no aportan más allá de chismografía –por supuesto que los hay con ética profesional y credibilidad– todos los ciudadanos nos hallamos en un estado de indefensión legal.
Con base en esa visión, líbrenos Dios de que en alguno de esos medios digitales amanezcan de malas y descarguen su mal humor en usted, su servidor o Perico de los Palotes. Y si también se le ocurre a la Fiscalía General de Justicia aplicar esa óptica, todos estaremos como se dice coloquialmente, “en la mira”.
No es el propósito demeritar el trabajo de la Contraloría. Por el contrario, debo insistir en que luchar como lo hace su titular contra saqueos del erario, es motivo de reconocimiento y me congratulo de que exista esa disposición, pero al mismo tiempo es indispensable marcar límites entre una denuncia seria –documentada y acreditada– y los rejuegos germinados en intrigas de pasillos, revanchas políticas o simplemente por el clásico “me cae mal”…
X: @LABERINTOS_HOY