Baile cholo: el regreso de Santa Fe Klan al sonido que marcó su historia
“Es un camino muy largo, que es lo que me llena de orgullo”, asegura Santa Fe Klan. “Saber que vengo de abajo, que salí del barrio, que no estuvo fácil. Nadie me ayudó, nadie me dio nada gratis”, nos comparte en entrevista Ángel Jair Quezada Jasso, a.k.a. Santa Fe Klan, quien se presenta abierto a responder sobre cualquier tema. Con cientos de millones de reproducciones en plataformas de streaming y sold outs, en recintos de la categoría de arenas, Santa Fe ya es reconocido internacionalmente por su música. Pero, detrás de ella, está la persona humilde llena de determinación y pasión, la que lleva su fe consigo a todos lados, la que compone las letras y barras, elabora las melodías y armonías, toca múltiples instrumentos y se involucra profundamente en la producción de sus canciones, álbumes y videos.
Un micrófono de mil pesos
“Me llena de orgullo que la gente sepa que soy de aquí de México, porque creo que no es fácil salir adelante y menos viviendo en el barrio ya que hay mucha distracción. La vida está muy difícil, no hay trabajo tan fácil. El sueldo es muy bajo como para comprar micrófonos o bocinas de calidad. Es lo que me llena de orgullo a mí mismo: decir cómo he podido lograrlo sin apoyo de nadie al inicio. Ahorita sí tengo mucho apoyo y tengo mucha gente que trabaja conmigo y eso es lo que hasta a mi equipo le da orgullo, que no tienen a un artista que se hizo de un día para otro”, continúa el guanajuatense de 25 años de edad —quien lanzó su primer sencillo a sus 17 y, a su corta edad, ya cuenta con una decena de álbumes—. “Mi papá fue el único que me compró un micrófono cuando yo tenía trece años, pero era un micrófono de mil pesos y, con ese micrófono, fue con el que empecé a grabar. Es un amor a mi barrio, a mi ciudad, a mi país… que gracias a haber crecido en Guanajuato, en México, he llegado a donde he llegado, porque no se me puso fácil, no nací en un lugar donde tenía las cosas fáciles”.
Sus inicios adolescentes, grabando solo y explorando aquellos géneros que más tarde definirían su estilo, pavimentaron un camino que hoy lo posiciona como una de las voces más representativas de la música mexicana actual. Pero detrás del fenómeno cultural y del artista internacional, aún está ese morro que empezó a experimentar, a equivocarse, a aprender de oído y a transformarlo todo en canciones. Y es que, si este Santa Fe Klan que todos conocemos hoy en día pudiera darle un consejo a aquel morro, sería el siguiente: “que nunca dejé de creer en él, que siempre hay que tener bien presente los valores que nos enseñan nuestros papás, el respeto, la humildad, para llegar lejos y la perseverancia para hacerse cada vez mejor en cualquier cosa a la que quiera dedicarse”. Un motto que resuena en cada acción que ejecuta.
“Era su sueño lo que yo estoy logrando”
Es poco común ver a un artista que a un año de lanzar un álbum, Blanco y Negro, lance otro. Uno pensaría que es muy reciente (más ahora que ha alcanzado tanto éxito), pero Santa Fe tiene una motivación que es diferente: “vivir aventuras, sentir amor, tristeza… no estoy acostumbrado a estar encerrado en mi casa sin salir, no me gusta la rutina. Eso es lo que me hace estar grabando seguido, escribiendo mucha música, porque mis sentimientos cambian día con día y eso me hace querer cantar, buscar esos sentimientos que siento en la música. Si no los encuentro en ninguna canción, como para escucharla, pues ahí es donde me pongo a escribir cosas que me pasan. Eso es lo que me mantiene escribiendo: que vivo muy rápido”.
El mismo papá a quien Ángel Jair, que le dedica el tercer single de su nuevo álbum, “A Mi Viejo”, es también el origen de su vínculo con la música. “Mi papá, desde que yo estaba chiquillo (la neta no me acuerdo a qué edad, pero yo creo que por ahí como de unos cinco años o si no es que antes), siempre me compraba instrumentos. Los Reyes Magos también me traían instrumentos y me ponía a jugar con ellos: hacía baterías con las cazuelas y los botes, y con las escobas, que según eran las guitarras; jugábamos a eso yo y mis primos, como a dar un concierto. Siento que mi papá fue el que me puso la idea de tocar el acordeón; siempre que veíamos grupos me decía ‘fíjate cómo el acordeón es el que los guía’ y me decía que me enseñaría a tocarlo. Él quería que lo tocara con canciones norteñas, pero en mi barrio se escucha mucho la cumbia, y yo oía que era el mismo sonido pero en cumbia. Mi papá me dio las herramientas, me puso los instrumentos, me compró un acordeón chiquito y desde ahí empecé a agarrarlo; pero fue el barrio el que me dio la dirección de irme por el rap y por las cumbias, aunque siempre tengo presente a mi papá, que (creo) era su sueño lo que yo estoy logrando.”
Baile cholo
Baile cholo es el nombre de su nuevo álbum, un homenaje a la subcultura, un regreso decidido al sonido de la cumbia en su álbum más largo hasta la fecha con 26 canciones, entre ellas seis colaboraciones con los artistas Anaidita Y Su Sonora en “No Hace Falta”, Alberto Y Roberto en “Perro Lobo”, APV Pasión Vallenata en “Nomás Lokeez”, Javier López y los Reyes Vallenatos en “Bajate La Falda”, Los Kombolokos en “Tú Perfume” y Toy Selectah en “Y Si Nos Vamos”. Además, Santa Fe adelantó que podría venir una colaboración con Belinda y Los Ángeles Azules, así como un disco junto a Nampa y otro proyecto en Estados Unidos con raperos americanos.
Ángel Jair Quezada Jasso, el artista originario de Santa Fe, Guanajuato —hijo no solo de una familia, sino de un barrio en donde los géneros que resuenan es la mezcla entre el rap, cumbia, hip hop, regional mexicano y una larga tradición sonora—, ha construido su carrera desde un lugar inusual en la industria. Es sobre los géneros —en una época en la que cada vez vemos más artistas descategorizarse de los mismos, sacándose de su zona de confort para experimentar con técnicas y procesos diferentes que los alejen de su trabajo previo—, donde Ángel cuenta cómo influyó su familia y su día a día.
“Viene de toda mi familia, porque las norteñas y las regionales le gustan a mi papá; a mi mamá le gusta la música grupera y de los ochentas. Mis hermanas escuchan otro tipo de música y, en el barrio, fue donde empecé a conocer qué era el hip hop, el movimiento, el breakdance y los grafitis. Yo nada más decía que quería ser cholo; ya después entendí que era una cultura y que tenía que informarme. Como quería ser rapero, tuve que empezar a conocer todo ese movimiento. Tengo muchas amistades de quienes siempre respeto su decisión de lo que quieran escuchar en una fiesta, no es como que yo quiera poner siempre la música. A veces estoy en cotorreos o con amigas, les presto mi celular, o vamos en la troca y les digo ‘eh, pongan rolas’; nunca pongo lo que yo quiero nomás. Muchas veces el Nenuco me pone canciones y le digo ‘ah, ¿quién es ese?’, con amigas que les presto mi celular, ponen música de artistas que escuchan, así he conocido a muchos artistas. Ya después les digo, ‘ájala, canta chido, no lo conocía’. En mi barrio he conocido mucha música y siempre estoy abierto a escuchar algo nuevo, me gusta más. Hay muchas canciones que me las sé, que las canto, pero siempre me gusta escuchar música nueva. Soy fan de Chalino, machín, y creo que ya escuché todas sus rolas; a veces le pongo ‘Chalino inéditas’ y le bajo y le bajo y pongo la más desconocida. Eso me gusta, escuchar música que no conozca yo. Siempre estoy dispuesto a escuchar todo tipo de géneros; eso es lo que me ha hecho versátil, porque sé cantar en diferentes tiempos, diferentes tonos, y lo voy a seguir haciendo, porque esa es mi escuela: es la manera en que he aprendido a cantar, a grabar, a entonar y a tocar, escuchando todo tipo de música”.
“El álbum de antes fue de un tiempo en el que me regresé a vivir a mi barrio y ahí esa es la vibra de la calle, la vibra del barrio: estar entre la fiesta, las amistades, sin importar en qué camino anden. Siempre he tenido amor a mi barrio, pero ese disco lo hice ahí; es el primero (desde hace más de siete años) que grabo ahí, porque antes, cuando tenía trece, catorce, quince, todos esos discos los grabé en mi barrio, en Santa Fe. Pero ese de Blanco y Negro regresé a grabarlo ahí, ya yo más grande, con amistades de todo tipo, ya con videos. Queríamos enseñarle a la gente que éramos reales, demostrar que sí somos de barrio. No orgullosos de todo lo que se vive ahí, pero sí queríamos enseñarle a la gente que no somos mentira, que somos reales, porque muchos dicen que trato de ser barrio o que digo que soy de barrio nada más para verme bien. Piensan que es mentira, pero no. Yo no quisiera haber nacido en el barrio porque es difícil; tengo que seguir yendo para allá y tengo a mi familia. Tengo que ser inteligente para saber cómo sobrevivir; soy una buena persona y tengo mucho respeto y humildad, valores que mis papás me dieron, que eso es lo que me ha hecho poder andar en esa jungla. No cualquiera puede sobrevivir en el barrio y tener su respeto. Ese disco fue demostrando que soy real, que sí somos de barrio. Por eso hay muchos videos con mis carnales todos tatuados, con los cohetes, la fumadera, la tomadera. Muchas canciones de esas ni me las censuraban; sé que no funcionó tanto el disco, pero no importa, lo que queríamos solo era demostrar que somos reales. Y para este nuevo disco de cumbias dejé de tomar, dejé los vicios, dejé todo el desmadre, la fiesta a un lado para ponerme a hacerlo bien. Es una parte de la vida; estoy madurando en esta temporada y eso me ayudó a que el disco esté bien producido. Suena todo perfecto: todos los sonidos, todas las armonías de la voz, todo suena bien, y siento que estoy cantando con las mismas palabras, con el mismo sentimiento del barrio, pero ya no necesito seguir demostrando que soy real ni andar tomando para que me crean. No necesito sacar cosas explícitas para demostrar que soy de barrio. Sigue el mismo sentimiento en este disco, pero desde un punto más maduro, donde seguimos siendo de barrio, pero tenemos corazón y una meta por cumplir; no voy a cometer un error para echar mi carrera a perder por culpa del barrio.” narra Santa Fe Klan sobre las diferencias en su proceso entre su álbum anterior y Baile Cholo, un disco que, aunque guapachoso, tiene una sensación más melancólica e introspectiva.
De morrillo quería ser cholo
Para Ángel Jair, ¿qué representa la cultura chola? “Cuando estaba morrillo yo decía que quería ser cholo, pero no sabía qué era eso; nomás porque veía que se vestían con la ropa bien guanga, que escuchaban cumbias y rap, o que se cortaban el pelo rapado y se ponían tatuajes. Yo pensaba que eso era ser cholo, pero nunca se deja de aprender. Hasta ahora, a lo cholo yo le llamo flow: es mi estilo. Voy a comprarme ropa a cualquier tienda, pero solo si está en 6XL; si no, no, aunque sea de la ropa más chida o cara. A veces esas tallas me las encuentro en el tianguis y ahí compro mi ropa. Esa palabra de cholo creo que para cada quien significa algo diferente, pero para mí es flow, traer el estilo. Me da gusto estar cumpliendo lo que dije de niño, porque ahora vivo de ser un cholo con flow. Sigo aprendiendo de los grandes, de la gente que ha dejado huella en el hip hop y en la calle, y aquí estamos dejándole huella también a los nuevos”.
A pesar del éxito, y la fama que conlleva, Santa Fe Klan afirma: ‘“Nunca ha sido la intención querer ser cada vez más famoso, es más por el amor a la música, es más porque la gente que sé que me sigue, es a la que siempre me dirijo con mis canciones”. Y con una perspectiva intacta cierra: ‘Los mismos seguidores que tengo ahorita, hace, no sé, siete años, son los mismos seguidores que tenía. Hacía la música con el mismo corazón que ahorita y creo que eso es lo que ha hecho que me mantenga igual, ya que sigo cantando con el mismo amor, con la misma pasión con la que le cantaba a los primeros 100 fans, y así va a seguir. Ahorita no estoy en donde quiero estar, pero de aquí a diez años voy a seguir cantando con la misma pasión y con el mismo amor, aunque sean más fans o menos”.