Con estos adversarios…
“Mantén cerca a tus amigos, pero más cerca a tus enemigos…”
VITO CORLEONE
¡Cómo extraño a la vieja oposición política de Tamauiipas!
Tiene fundamento este sentimiento personal.
En esta geografía, hoy esa mal llamada oposición causa dos efectos curiosamente antagónicos: Da risa y también da ganas de llorar.
Los partidos políticos que como asienta un dicho popular, ayer maravilla fueron y ahora van en camino de no ser ni siquiera cenizas, actualmente convertidos precisamente en oposición –vaya usted a saber por cuánto tiempo seguirán en esas condiciones– ejemplifican a plenitud esa aparente incongruencia.
Para tener una idea de lo que ahora representan esos membretes, basta lanzar una ojeada a quienes los dirigen. Los expongo con su permiso:
En Acción Nacional camina sin rumbo propio Luis René Cantú, conocido como “Cachorro”, aún bajo las órdenes de Francisco García Cabeza de Vaca.
En el PRI acaba de arribar Bruno Díaz –un ilustre desconocido quien nada tiene que ver con el personaje de comics Batman– mientras al Verde Ecologista lo capitanea un modelo de arribismo político, Manuel Muñoz; en Movimiento Ciudadano a Juan Carlos Zertuche nadie le presta atención y en el PRD sólo se sabe que son de color amarillo y negro de tan desconocida que es su dirigencia.
De todos, se debe reconocer, el que intenta sacar la cabeza es el Partido del Trabajo gracias a Alejandro Ceniceros, pese a las limitaciones que le impone el mando nacional.
Prácticamente todos los personajes mencionados conforman el paquete de los que les dan ganas de reír a sus adversarios y por el contrario, por sus torpezas y desvaríos, a sus militantes y simpatizantes les hacen soltar el llanto.
Es aquí donde aparece la añoranza de la vieja oposición tamaulipeca, en los días en que ser líder de esas facciones era una prueba de valor y de principios.
¿Quién no recuerda a Elpidio Tovar y a Pedro Alonso Pérez partiéndose el alma contra viento y marea en el entonces PSUM?
Imposible olvidar al panista Francisco Lozano y sus devastadoras incursiones en el Congreso Local, así como al ya desaparecido Alejandro Sáenz, crítico feroz del sexenio geñista, cuyo espíritu belicoso lo llevó inclusive a denunciar a su propio líder nacional, Manuel Espino, como divisor de ese organismo.
Lugar especial merece Luisa Alvarez, luchadora social que llevó su enjundia política al PST, al Frente Cardenista y al PRD, para significarse como figura relevante de ese entorno.
¿Cómo no recordar a Carlos Enrique Cantú Rosas en el PARM, partido en el que Bruno Alvarez fue protagonista estelar con hacha en mano en la Cámara y como remedo de Jesús en una cruz?
Hasta Tomás Gutiérrez en el PPS dejó su huella con su vocinglería, que lo llevó a ser blanco de presuntos atentados contra su vida, aunque al final fue conocido como la Comisión de Insultos del PRI.
De eso prácticamente no queda nada. Son recuerdos solamente.
Por esa ausencia de valores originales, por esa carencia de lealtades a sus ideología, por ese minúsculo perfil de los representantes de oposición, hoy MORENA se acaba de dar el lujo de imponer en Tamaulipas a una dirigencia oscura y apenas conocida, sin más trayectoria que el trabajo local y sin más virtudes políticas que la sumisión.
¿Para qué requiere la autollamada cuarta transformación esforzarse en mantenerse como fuerza hegemónica en el Estado?
Con estos adversarios de hoy, ¿Para qué tienen que buscar amigos…?
X: @LABERINTOS_HOY