Qué dolor tan grande el de esta semana en Matamoros. Una mujer adulta mayor, de alrededor de 90 años, fue encontrada abandonada en una silla de ruedas, en una brecha rumbo a playa Bagdad. Estaba inconsciente, con hipotermia, con golpes visibles y en estado crítico. Fue trasladada de urgencia a un hospital mientras las autoridades intentan identificarla y localizar a sus familiares. Incluso se investiga si podría ser originaria de Estados Unidos. Las imágenes le dieron la vuelta al país y provocaron indignación, coraje y una profunda tristeza.
Hasta hoy no se sabe si esta mujer fue abandonada por su propia familia, si fue víctima de algún delito o si llegó desde otro país en condiciones de extrema vulnerabilidad. Eso se irá aclarando con los días. Pero más allá del desenlace del caso, lo ocurrido nos obliga a detenernos y reflexionar sobre una realidad que preferimos no ve, el abandono que viven muchos adultos mayores en México.
El abandono no siempre es dejar a alguien tirado en una brecha. El abandono también es no llevarlos al médico, no acompañarlos, no cuidar su alimentación, no preocuparse si tienen lo básico para vivir. Es una forma silenciosa y cruel de violencia hecha de omisiones, negligencia y desamor. Y duele decirlo, pero sucede más de lo que queremos aceptar.
Las cifras son alarmantes. En México, al menos uno de cada seis adultos mayores sufre algún tipo de abandono o maltrato. La violencia más común es la emocional y afecta principalmente a mujeres. Para este 2025, se estima que entre 14 y 17 millones de personas mayores viven en riesgo de abandono o soledad. Muchas sobreviven únicamente con la pensión del Bienestar, sin familiares que las acompañen o protejan.
En Tamaulipas, el problema también está presente. El DIF ha atendido casos de abandono este mismo año y los rescates recientes en municipios como Tampico, Ciudad Madero muestran una realidad que va en aumento, agravada por la pobreza, la migración y la desintegración familiar. Y aún así, sabemos que la cifra real es mucho mayor, porque muchos casos nunca se denuncian por miedo, vergüenza o porque simplemente porque ya no hay quién alce la voz por ellos.
El caso de esta mujer no debería quedar solo como una noticia viral más. Debería sacudirnos la conciencia. Todos vamos para allá. Todos, si tenemos suerte, llegaremos a una edad adulta. Y la forma en la que hoy tratamos a nuestros adultos mayores dice mucho de la sociedad que somos.
Ojalá que esta historia tenga justicia, que se esclarezca lo ocurrido y que esta mujer no esté sola. Pero, sobre todo, ojalá que nos haga ver de una manera distinta a nuestros abuelos, a nuestros padres, a nuestros adultos mayores. Porque el abandono también es una forma de violencia y de esa, nadie debería ser víctima.
¿No cree usted?
Que Dios los bendiga, gracias. Leo sus comentarios en mis redes sociales…