El polímata una combinación necesaria para el futuro
El avance acelerado que ha logrado la Inteligencia Artificial es impresionante, ya es considerado un tema que va más allá de lo que alguna vez pudimos imaginar. Día tras día nos enteramos en todos los medios de comunicación a nuestro alcance, un logro más de estos sistemas inteligentes. Esto conlleva a preguntarnos hacia donde nos llevará esta transformación tecnológica que, además de aprender de la información que generamos los humanos de diversas áreas del conocimiento, al procesar y combinar dicha información, es capaz de identificar patrones y sugerir soluciones. De esta manera, la inteligencia artificial expande su razonamiento, experimentando así el mismo nivel —o posiblemente superior— que la del cerebro humano. La tarea que diariamente le encomendemos a la mente —la creatividad, la generación de ideas y la toma de decisiones— con el tiempo irá perdiendo importancia, de modo que, la inteligencia artificial asumirá, en gran medida, el control sobre nuestra vida y la manera de pensar y actuar.
Por ello, para afrontar este inconveniente en el mundo, diversos estudios relevantes recomiendan lo que han llamado el “regreso a la polimatía”. Según el diccionario, un Polímata es aquella persona con grandes conocimientos en diversas materias científicas o humanísticas. Aunque hoy se habla mucho sobre la necesidad de ser polímata, no es un concepto nuevo, a lo largo de la historia han existido personajes que se distinguen por su capacidad de unir saberes en distintas áreas del conocimiento, desde los grandes sabios de la Antigüedad, los mencionados en la Edad Media, hasta los genios del Renacimiento. Sin embargo, en el siglo XIX, con la llegada de la Revolución Industrial, este modelo cambió. La orientación social se dirigió a la preferencia de funciones sistematizadas y repetitivas, lo que hizo que los trabajos fueran cada vez más especializados. Así, el perfil del polímata perdió fuerza y fue desplazado por el de un especialista.
En este sentido, es claro que, con la llegada de la inteligencia artificial, nuevamente surge la necesidad de recuperar el perfil del polímata. Varias investigaciones advierten que la hiperespecialización y el trabajo repetitivo puede volvernos vulnerables como sociedad, e incluso llevarnos a la extinción cultural o intelectual. Ya con la Revolución Industrial, las maquinas sustituyeron muchas tareas manuales, lo que volvió el trabajo mecánico, especializado y, en muchos casos monótono; esto provocó una pérdida de habilidades humanas y una creciente dependencia de sistemas rígidos. Ahora, con la inteligencia artificial, sucede algo similar, pero aún más grave, los sistemas inteligentes pueden llevar a cabo tareas intelectuales y cognitivas —desde la redacción de textos, diagnósticos médicos, hasta la creación artística—, funciones que al automatizarse, también llevan a la perdida de habilidades. En mi artículo ”La gran decisión” (2023) utilice la expresión “entropía intelectual”, para referirme a esa pérdida de vitalidad en el pensamiento, una consecuencia que, según se advierte, esta siendo acelerada por el uso excesivo de la inteligencia artificial.
Por mencionar algunos personajes polímatas de la historia tenemos a Aristóteles (384-322 a. C) estudió y escribió sobre filosofía, biología, política, lógica, ética, física entre otros campos. También al gran Marco Aurelio (121-180 d.C.) emperador Romano, filosofo, estoico, además de gobernar el Imperio Romano, escribió “Meditaciones” una obra que reflexionó sobre política, ética, liderazgo y la naturaleza humana —este último un pilar del conocimiento en todas las épocas—. El caso de Tomás de Aquino (1225-1274) su pensamiento abarcó la filosofía, la teología, la lógica, y la ética, se le conoce como una de las mentes más brillantes de la escolástica medieval. En cuanto a Leonardo Da Vinci (1452-1519) artista, inventor, ingeniero, anatomista, arquitecto y científico italiano, es polímata por excelencia, símbolo del ideal renacentista. También recordar a Thomas Jefferson (1743-1826) por su conocimiento y diversidad intelectual, un gran ejemplo de polímata moderno, político, filosofo, inventor, arquitecto, científico, tercer presidente de los Estados Unidos y el principal autor de la Declaración de Independencia. El ejemplo de Winston Churchill (1874-1965), es extraordinario, fue político, escritor, orador, militar, pintor y premio nobel de literatura, su legado incluye política, historia, literatura y arte. Se le reconoce como una figura de resistencia y esperanza durante la segunda Guerra Mundial.
En el pasado, era más común encontrar personajes polímatas; hoy, en cambio, parecen menos visibles. Esto puede deberse al ritmo acelerado de la vida moderna y a la presión por sobresalir en un área específica, más enfocadas en la producción o los resultados económicos, lo que deja poco espacio para incursionar en otras habilidades. Paradójicamente, aunque contamos con medios electrónicos cada vez más sofisticados y acceso a extensas bibliotecas virtuales, muchas veces dedicamos el tiempo a consultar información que poco contribuye al desarrollo intelectual. Algo parecido ocurre también con la creatividad, que es cada vez más escasa en nuestro entorno.
Ser polímata no significa estudiar muchas carreras, sino mantener la curiosidad y la apertura para aprender cosas nuevas fuera de la especialidad elegida. Hay muchas razones para convertirnos en polímatas. En el ámbito laboral, los trabajos rutinarios tienden a ser automatizados, lo que exige desarrollar habilidades más versátiles para no ser fácilmente sustituidos. En el campo de la salud, diversos estudios demuestran que adquirir nuevas habilidades ayuda al cerebro a construir nuevas conexiones neuronales; así, el aprendizaje continuo es una de las mejores vacunas contra la demencia senil y el Alzheimer. En el plano educativo, la polimatía fomenta el pensamiento crítico y nos permite abordar los problemas desde distintas perspectivas.
En consecuencia, unir conocimientos, también nos permite conectar ideas, fortalece la capacidad para aportar soluciones y diseña nuevas formas de entender el mundo. Seamos más polímatas y menos autómatas, no perdamos la capacidad de aprender, discernir y decidir ante el nuevo reto de la inteligencia artificial. Como dijo el gran Leonardo Da Vinci: “El aprendizaje es lo único que la mente nunca agota, nunca teme y nunca lamenta”.