Más de 400 gaviotas fueron enterradas en la Playa Bagdad, Matamoros, tras confirmarse la presencia del virus de la influenza aviar, lo que ha encendido las alarmas de salud pública en la frontera.

El secretario de Salud, Vicente Joel Hernández Navarro, confirmó que al menos un ave dio positivo a la gripe aviar, lo que obligó a activar los protocolos de emergencia sanitaria. De inmediato, brigadas especializadas realizaron la recolección y sepultura de cientos de aves muertas para contener un posible foco de contagio.

Aunque hasta ahora no se han registrado casos en humanos, la preocupación crece: seis personas que tuvieron contacto directo con las gaviotas permanecen bajo estricta observación médica, mientras continúan las pruebas de laboratorio para descartar riesgos adicionales.

“La instrucción es clara: mantenernos en alerta máxima y seguir todos los protocolos de bioseguridad”, subrayó Hernández Navarro, al advertir que el monitoreo en las zonas costeras será permanente.

Las autoridades de salud hicieron un llamado urgente a la población: no tocar ni manipular aves muertas y reportar de inmediato cualquier hallazgo sospechoso, ya que, de transmitirse a humanos, los síntomas podrían incluir fiebre, malestar general y complicaciones respiratorias graves.

La sepultura masiva de aves en Matamoros recuerda la fragilidad de las fronteras sanitarias y deja a la entidad bajo una lupa de alerta epidemiológica, con la mirada puesta en que este brote no se expanda más allá de la costa tamaulipeca.