Con el sueño americano truncado y dos pequeños que alimentar, un migrante hondureño de 34 años lanzó un desesperado llamado de auxilio en la capital tamaulipeca, luego de que le cancelaran su trámite de asilo en la frontera.

El hombre, acompañado de su esposa y sus hijos de apenas 4 y 2 años, llegó a Ciudad Victoria tras pasar casi cinco meses en Reynosa esperando una cita que nunca se concretó. Hoy, sobreviven gracias a la solidaridad de un pastor evangélico que les ofreció un cuarto después de dormir varias noches en la plaza del 8.

“Yo puedo hacer albañilería, mecánica de moto, limpieza o lo que salga. Lo que queremos es trabajar para no andar molestando a nadie”, expresó con la voz entrecortada.

Pero las trabas burocráticas los mantienen en un limbo: Migración les exige 4,500 pesos para un permiso temporal, además de requisitos que aún no cumplen por el corto tiempo de estancia.

Mientras tanto, los menores resienten la incertidumbre. “El más grande me pregunta a dónde vamos y yo le digo que es un viaje, aunque ya empieza a darse cuenta de la situación”, relató el padre, con la mirada fija en su hijo.

El migrante aseguró que se coloca en la esquina del mercado, en la calle 7 Hidalgo, para ofrecer sus servicios y dejó un número de contacto para quienes puedan tenderle una mano: 443 462 6076 (WhatsApp).