El libro del amor.

Son mis días como las páginas de un gran libro viejo,

si me encuentro más que triste, un tanto desesperado,

pasan lentos, sin sentir el deseo de verme en el espejo;

otros pasan rápido, cuando estoy en paz y más calmado.

 

Por eso, no me conformo con desear ser sólo el reflejo

de una sombra gris que desea estar siempre a tu lado,

y sólo tenga la ilusión de sentir un amor igual de añejo,

como el libro que no leímos juntos y se quedó olvidado.

 

Algunos días son como el invierno frío del que me quejo,

por no tener el suficiente calor en mi cuerpo maltratado,

por el tiempo que he dejado de hacer el eterno festejo,

del libro que escribimos juntos, con amor ya consagrado.

 

Algunos libros pasan de mano en mano, y son el bosquejo

de los días que se quedaron en blanco, por el desagrado,

más los nuestros, fueron escritos con amor, y lo aconsejo

a todo aquél que basa su vida en el Libro más Sagrado.

 

Son mis días, páginas escritas con fe, y el buen consejo

del santo Señor del amor, que nunca nos deja ni se ha alejado,

que es la luz divina que resuelve de la vida lo más complejo,

y nos muestra el camino, cuando pueda estar equivocado.

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