Destellos de amor.
Llegan, como llegan las cosas hermosas a la vida
cuando el corazón y el alma exhiben su pureza,
así, como llega la ilusión más bella y consentida,
y la prisa con la que el pecador arrepentido reza.
Alientan, mientras la razón se siente confundida,
deslumbran por la sencillez que exhibe su belleza,
y la atracción de su energía ardiente y encendida,
te invitan a desear el bienestar, con total firmeza.
Son los destellos de amor los que sanan la herida,
cuando se vive el sueño de ilusión y de grandeza,
al sentirse enamorado de un alma tan querida,
que se crece en su humildad y majestuosa realeza.
Acaso tímidos por la palidez de la luz arrepentida,
se confunde el calor del sol y del cuerpo su tibieza,
es la noche con su misterio, su estancia preferida,
para hacerlos lucir y vibrar en toda su entereza.
Si ha de estar de mí, la luz de amor perpetuo, alejada,
bienvenidos sean los destellos siempre como alianza,
porque no he de renunciar a nuestra vida consagrada,
así me atraviese el fino filo de tu olvido como lanza.
Y si acaso los problemas de mi amor te tienen alejada,
recuerda que vivir de amor para mí es la esperanza,
y siendo tú manantial de amor, sin ti no quiero nada,
más feliz estoy con Dios y sea mi poema de alabanza.
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