No hay mala intención, cuando la razón se impone ante la posibilidad de que el corazón, después de tanto llanto por el quebranto que causa la ocasión, se termine por tener otro tanto del mal que se pretende acabar.

Ojalá todos fuéramos como pensamos que Dios quiere o ha querido que seamos, según especulamos, más, nunca tan grande y amoroso Señor, pediría que perdiéramos la razón, para tratar de mitigar el mal de la locura que afecta a quien amamos y pretendemos sanar.

Cuidar de tu salud debes como primera intensión, que de ninguna manera es un acto egoísta ¿cómo pretendes ayudar a tu prójimo, si no puedes ayudarte a ti mismo? ¿Cómo evitar la ofuscación de sentirse impotente, ante tan seria cuestión?

La culpa asomará en cuanto no puedas controlar lo que los expertos tardan en hacer, incluso, muchos de ellos terminan por ceder ante tan terrible mal. Se dice que de una cosa se pasa a otra por tanto medicar, ya no se sabe cuál es el mal, si el que originó el desajuste emocional, o el embute medicinal que hasta les roba la actitud y les cambia la personalidad.

Cuando sientas que estás al borde de perder la razón, porque no encuentras la solución al problemón al que te sumaste, para tratar de ayudar, es mejor retirarte, eso no te conducirá a la zona de tormentos y castigos infernales que debes recibir según interpretaste de tu religión, has obrado por amor y compasión, y esa buena intención es lo que vale para el Creador.

Estamos hablando de problemas de salud mental, de algo que nadie quiere hablar, mucho menos padecer, pues para sanar lo que no se ve pero se siente, tiene un alto grado de dificultad, por eso debes de estar consiente que el único que pude sanar a un enfermo mental, es Dios, y siempre y cuando el paciente quiera sanar, porque mucho cuenta en lograr la sanación, el hecho de que él quiera salvarse.

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