Es mi anhelo y fin mayor, sembrar en el corazón de mis amados nietos, el amor que mi Salvador sembró en el mío. Y en lo que parece un arduo camino, a mi paso, sólo rosas voy pisando, y si piso un espino, ¡Oh! mi Señor, que mi sangre señale el camino, para que todos lleguen a ti.
DE MIS NIETOS TODOS.
De mis nietos, todos. Su hermosura es sin igual
y el tiempo va forjando su figura y su carácter,
y el amor de Jesús, su maravillosa vida espiritual;
de mis nietos, mi amor a todos he de conceder.
No vean mis hijos, mi amorosa entrega desigual,
lejos o cerca, mi amor en todos habrá de florecer,
parten de mi esencia y los amo en forma natural,
en mis nietos, mis palabras habrán de trascender.
Caminarán de la mano conmigo, como es habitual,
y compartiré lecciones de valía, para comprender
que lo que ocurre en la vida, no resulta ser casual,
hay un por qué y mucho más camino por recorrer.
A mis nietos, gran Señor, protégelos de todo mal,
y como a mí, tómalos de la mano, para establecer
ese divino vínculo de amor y de paz tan especial,
que me ha unido a ti, para a la vida nueva renacer.
A mis nietos, todo se los diste en la pila bautismal,
para que su vida fuera siempre un nuevo amanecer,
que nada les robe la esperanza y su sonrisa angelical,
para que tu amor, mi Dios, en ellos pueda permanecer.
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