Ante las atrocidades tenemos que tomar partido. El silencio estimula al verdugo”…

Elie Wiesel

 

El reconocimiento del vocero de Seguridad Pública en el Estado sobre el virtual fracaso en el objetivo de reducir la violencia contra las mujeres, ciertamente genera escozor y alarma.

Lo más sencillo y seguramente muchos lo harán, es culpar a las autoridades de que no se pueda reducir ese delito, que tanto lastima a las familias mexicanas y tamaulipecas y provoca una brutal descomposición social.

Pero en realidad, muchas de las víctimas que han sufrido ese agravio, tambien son corresonsables de que no cesen esos ataques. No porque se les pida el absurdo de defenderse, en lo que tienen de antemano perdida la batalla, sino por la impunidad de los agresores, que en lo general no son castigados porque sus parejas no presentan la denuncia respectiva.

Peor aún, muchas mujeres violentadas tras leventar su queja ante el Ministerio Público, al día siguiente la retiran, con argumentos como “porque lo quiero”, “porque es el papá de mis hijos” o “porque no volverá a suceder”, con consecuencias inclusive mortales para un gran número de ellas.

Debe ser tremendamente difícil enfrentar ese abuso, pero urge un radical cambio de conducta en las víctimas y que se decidan ¡ya! a detener realmente a quienes les causan tanto daño y hasta la misma muerte.

Ayuden por favor a encarcelar a esos monstruos disfrazados…

LA NUEVA BUROCRACIA

Tal vez habrá quienes juzguen trivial el tema, pero en la percepción de quien esto escribe, lo que referiré es una muestra palpable del humanismo aplicado por el actual Gobierno del Estado en sus servicios a la sociedad.

En esta semana llevé a cabo un trámite en la Oficina Fiscal en Ciudad Victoria y por amargas experiencias anteriores esperaba un calvario, como solía suceder en muchas dependencias oficiales.

Sorpresa: Desde la misma puerta, un par de funcionarios orientaba sobre las gestiones necesarias de acuerdo a la necesidad del contribuyente, disipaba todas las dudas y encaminaba al solicitante al área correspondiente.

En todos los mostradores, ni una cara sombría, ni un solo gesto de hastío ni mucho menos un trato descortés. La sorprendente amabilidad era identidad común. Y hay que subrayarlo: Muy agradable la atención personalizada.

Mi reconocimiento como ciudadano común a este perfil del funcionario público estatal y de sus superiores. Permiten todos ellos alejarnos de aquel burócrata malhumorado que parecía hacer un favor en lugar de prestar un servicio.

Bien por este giro. Desde estas modestas líneas, gracias al gobernador Américo Villarreal y gracias a los servidores tamaulipecos que le apoyan. Ojalá que este sea el escenario en todas las oficinas gubernamentales…

LA VARA DE LA JUSTICIA

Sin duda, prevalecen aún numerosos rezagos urbanos en Ciudad Victoria, panorama que comparten prácticamente todos los municipìos tamaulipecos.

Sin embargo, en el marco de un aniversario más de la capital de nuestro Estado, siempre es y será positivo medir con la vara de la justicia los hechos y en especial lo buenoalcanzado, acción pocas veces aplicada porque como asienta un personaje de película, para muchos el lado oscuro suele ser más atractivo.

Juzgue usted: Pese al escaso presupuesto que ejerce el actual ayuntamiento, disfrutamos de una ciudad cada vez más limpia, ordenada en su urbanismo, con confianza en su seguridad y con avances evidentes en su vialidad y en servicios indispensables como el alumbrado público.

El alcalde Eduardo Gattás ha librado y sigue librando una batalla diaria para no sólo conservar sus fortalezas, sino también impulsar la economía y la infraestructura de este bello rincón del Estado. Es evidente.

Los retos siguen siendo enormes como es el caso del abasto de agua potable, pero pese a la magnitud de ese problema, el gobierno municipal sigue aportando un cotidiano grano de arena para hacer realidad el proyecto de una nueva red hidráulica. Vale la pena apoyar este esfuerzo…

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