De las crisis y las oportunidades.
Y con el intenso calor, llegaron otras muchas calamidades
más, preocupado estaba yo para no sentirme deshidratado,
pidiendo a Dios no llegaran más temibles enfermedades,
mientras veía cómo mi sudor atraía a algún insecto alado,
sin pensar que ellos, también tienen sus prioridades,
que, para no morir de sed, inquietos volaban de lado a lado,
molestándome al parecer, por no tener otras actividades,
revoloteando estuvieron, pues, volviendo el día más pesado,
mientras el calor restaba vigor a mis cuatro extremidades.
Gústeme o no, mi Señor, el sentirme un tanto apesadumbrado,
acojo tu intensión con sumo agrado, sin muchas formalidades,
lo digo de corazón, pues, a hacer tu voluntad estoy acostumbrado,
y sé que te asiste la razón, ya que de las crisis vienen oportunidades,
y a tu siervo, por tan inesperadas cosas, no lo verás derrumbado,
vendrán por eso las frescas brisas, de las esperadas tempestades,
para calmar la sed y el calor por el amor de Cristo resucitado.
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