El beso.
El beso de ayer tÃmido y discreto, me dejó saber
que la sed que padecÃa, sólo se podÃa aliviar con
los labios que besé primero.
El beso del otro dÃa, de ser tierno por la mañana,
se volvió de pronto violento, evidenciando el primitivo
linaje de guerrero vencido, al ser yo tu prisionero.
El beso del retroceso, me invitó a reiniciar el proceso,
para ser el amante perfecto, que la mujer me exigÃa,
para amarla de noche y de dÃa.
El beso despertó en mà la alegrÃa de saber que existÃa
una fuente divina llamada mujer, que me esperarÃa para
hacerme sentir tan dichoso como querÃa.
El beso maduró con el tiempo y hoy obtiene lo mejor de mÃ,
conjunta la ternura de un niño, la pasión desbordada de la
juventud dorada y la gratitud por la dicha consumada.
El beso del hombre maduro, que al saberse vencido
por el manantial de amor puro, que apagó la sed
del desamor y el falso orgullo, siempre fue tuyo.
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