“La bestialidad es un mal menor que la perversidad, pero es más temible…”
Aristóteles
El escenario ha sido manejado hasta ahora, como asienta la voz popular, casi “por encimita”.
Sus orígenes, pese a que ha sido tema efímero en el Congreso Local, en estos momentos descansan más en los pasillos y oficinas del Palacio de Gobierno, mesas de café y cotilleos callejeros. La fuente principal parte de frases como “dicen que” o “alguien me comentó”, lo que le resta seriedad a la especie y desde luego, credibilidad, sólo amparada en la expresión también coloquial, que reza “cuando el río suena, agua lleva”.
¿A qué me refiero?.
A la denuncia de algunos diputados, esparcida como rumor, sobre una presunta quiebra en las finanzas del Gobierno del Estado. De Tamaulipas, obvio.
A primera vista, pudiera tomarse el señalamiento como otra artimaña verbal para desacreditar al sexenio saliente, pero un nuevo ingrediente acerca esa posible bancarrota a la realidad.
Una realidad que no sería producto de errores, corruptelas o abusos presupuestales, como ha sido usual en esos círculos, sino de un plan prefabricado por una mente perversa, para que la aún vigente administración salga por la puerta grande haciendo lo que le está exigiendo la sociedad y al mismo tiempo, a excepción del gasto corriente, deje virtualmente sin un peso las arcas estatales. Y por lo tanto, en un grave aprieto a la nueva generación del poder.
Como dicen en Twitter, abro hilo.
En los días cercanos, a sólo poco más de mes y medio de dejar el poder, en diversas áreas de ese orden gubernamental se han estado acordando, de acuerdo a algunos beneficiarios, contrataciones millonarias de servicios pagaderos a plazo prácticamente inmediato, acción aparejada con la intención de programar la liquidación express de gran parte de la deuda sexenal con proveedores, sin importar su campo.
De llevarse a cabo esto, sería un brochazo de genialidad malévola, porque en su salida el gobierno tamaulipeco apagaría muchos de los fuegos que sus propios integrantes encendieron, se ceñiría los laureles de la magnanimidad al darle un descomunal empujón a la economia de la Entidad y ataría de manos a la hacienda estatal en el arranque del nuevo sexenio, enemigo jurado de los que se van.
Pronto sabremos si hay algo de realidad en esto o es otra argucia de esta administración para quitarle el sueño a sus malquerientes.
Como diría mi abuela: Esto parece cosa del demonio. Y no andaría tan equivocada…
VIALIDAD, TESORO URBANO
Uno de los problema de mayor complejidad a resolver en Ciudad Victoria, sin duda es su vialidad.
La capital tamaulipeca ha crecido de manera exponencial a lo largo de las cuatro décadas más cercanas, pero ese avance geográfico y poblacional no ha ido en paralelo con su desarrollo urbano en el aspecto mencionado. Muchas de sus arterias han quedado rebasadas y en forma preponderante, algunos de sus cruceros son una trampa que inclusive ha sido mortal.
Por eso, cobra especial importancia que dentro de los proyectos a concretar en los dos años que restam a la administración de Eduardo Gattás, se incluyan obras que contribuirán de forma enorme a mejorar el flujo vehicular.
Uno de ellos es precisamente el crucero de la avenida Tamaulipas con el libramiento Naciones Unidas, el cual aporta un creciente número de accidentes automovilísticos en horas pico. La obra se trata de lo que técnicamente se denomina un “deprimido”, que eliminaría tiempos de espera a la vía de mayor circulación.
Mis mejores deseos porque el alcalde capitalino lleve a cabo esa obra, que junto con un distribuidor en el crucero de la misma avenida Tamaulipas y bulevar Fidel Velázquez, el punto de mayor concentración vehicular en este municipio, marcarían de forma indeleble la gestión del presidente municipal.
Bien por los proyectos, mejor por los hechos…
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