Muchas personas no tienen ni la menor idea del tremendo estrés que causa a los niños el someterlos a un reto, de hecho, de niño sufrí varios de ellos, y si me lo permite mi estimado lector, narraré solamente tres de ellos, con la única finalidad de que eviten esta práctica causante de sufrimiento innecesario y el consiguiente estrés postraumático que suele acompañar a quienes sufren tal experiencia:

Reto 1:De niños pasábamos las navidades con mis abuelos paternos, Don Felipe Beltrán Gracia y Doña Abigail García, quienes convocaban a toda la familia en tan simbólica e importante fecha; previo a la cena organizaban una especie de festival de talentos, cabe señalar que muchos lo tenían, tanto los adultos, como los jóvenes y los niños; como yo no me sentía virtuoso en ninguna diciplina, siempre evadía  las invitaciones a participar, pero al cumplir 7 años, ya no pude escapar, pues la prima mayor, Margarita Orozco Beltrán coordinadora de este tipo de actividades, me dijo que yo tenía la responsabilidad de representar a la Familia Beltrán Caballero y de no hacerlo quedaríamos muy mal ante el resto de las familias, así es que me incluyeron como cantante, eso, porque en ocasiones me veían estar muy atento cuando mi padre amenizaba las reuniones con motivo de cumpleaños o aniversarios de bodas, y pensaron que me debería de saber alguna de sus canciones, lo que no era cierto, en fin, llegado el momento, me presentaron como la revelación de año, mi padre me acompañaría con la guitarra, cabe señalar que cuando pasé al centro de aquel sitio del espectáculo, sentí las miradas de todos sobre mí, en ese momento quise desistir pero mi padre me detuvo y me dijo: Tú puedes, yo te ayudo; sus palabras me dieron cierto valor, así es que inició la melodía y yo empecé a cantar, pero de pronto me  entro pánico escénico y se me olvido la canción, por lo que en voz baja le preguntaba a mi padre que estrofa seguía, lo que no pasó desapercibido por el selecto público, y bastó con que una de mis tías se riera, para desatar una cascada de comentarios y risas, detuve el canto y salí corriendo, jamás participé en otro evento de esta naturaleza.

Reto 2: Adivinar el nombre de las herramientas que utilizaba mi padre cuando practicaba la mecánica automotriz: Cuando contaba con 8 años de edad y no se encontraba mi hermano mayor, me tocaba a mi auxiliar a mi padre en dicho trabajo, como él le daba prioridad a la capacitación del hijo mayor, yo quedaba en el rango de auxiliar, rogándole a Dios no me tocara ser el primer ayudante, pues después de que mi padre se encontraba debajo del vehículo, me pedía le pasara una herramienta, equivocándome  la mitad de las veces, entonces  salía de ahí todo sudado y malhumorado, para darme un curso rápido del nombre de cada herramienta, utilizando un tono de voz como si fuera un sargento. El resultado de esa experiencia fue que me negara psicológicamente a tener conocimientos sobre la materia y hasta la fecha muy poco conozco de mecánica automotriz.

Reto 3: En la comunidad de san Francisco, Santiago, Nuevo León, había un parque recreativo donde existían múltiples albercas, en ocasiones nos contrataban a los adolescentes para limpiarlas, antes de que entrara el verano, y eso nos daba a ganar la entrada gratis a los balnearios, como se les conocía, y de hecho, anticiparnos a la llegada  de los bañistas una semana antes de la apertura de los servicios; recuerdo que mi hermano Antonio y sus amigos, se lanzaban desde el trampolín de la alberca olímpica, pero yo le tenía miedo a las alturas; mi negativa causaba bullying y un día me envalentoné y esperé a que todos salieran de la alberca olímpica  y se fueron a vestir, subí las escaleras y estando ya en el trampolín cerré los ojos y me tire al vacío, cayendo en la alberca en lo más hondo, al tocar el piso ya iba sin aire así es que luché desesperadamente por salir a la superficie, quedando casi desfalleciente antes de lograrlo; desafortunadamente nadie vio mi hazaña, pero juré jamás volver a lanzarme de tal altura.

Los retos que deben de enfrentar los niños y los adolescentes deben de ser acordes a su capacidad y necesidades, esto los ayuda a tener seguridad en sí mismos, pero los ponen en mucho riesgo si enfrentan retos para los cuales no tienen esos atributos. En la actualidad hay muchos retos que siguen causando un tremendo daño físico y mental, muchas veces, aceptan correr los riesgos con la finalidad de ser aceptados dentro de un grupo.

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