¿Abuelo, hay algo más en la vida que el escuchar y ver problemas? La pregunta me la hizo mi nieta María José, que cuenta en estos momentos con 10 años de edad, y a la que en un tiempo di en llamar María de mis tormentos, ésto, por su carácter, donde por cierto, sobresale su temperamento emocional reactivo, o sea, es inestable emocionalmente, lo mismo puede estar feliz y alegre, y después mostrarse triste o colérica; aclaro, ésto sin caer dentro del concepto de bipolaridad; pues bien, a la pregunta de mi nieta, contesté con un tajante sí; pero ella no se conformó y me pidió explicaciones, aludiendo una frase que un día le escuché a un representante de una casa farmacéutica, que cuando iba a exponer la descripción detallada de los productos que promovía, él anticipaba mi respuesta, debido al tiempo que podría dedicarle a su atención:
“Me lo dices claro y de buen modo”; así es que mi amada María no aceptó el sí como respuesta y quería que la ampliara, por eso, traté de cumplir su exigencia y le dije: Sí María, si tú quieres, tú puedes darte un tiempo fuera de toda información que acentúa tu ansiedad y exige respuestas claras.
Ella se colocó bien sus lentes y comentó: A ver abuelo, tú crees que por ser menor de edad no debo de preocuparme por el futuro, y sólo debo ocuparme de las cosas de niños, no señor, yo tengo prisa y deseo lograr mis metas.
Las respuestas de María no me asombraron, ella siempre va un paso delante de otros muchos niños y adultos. Le pregunte si me podía confiar al menos uno de sus planes, y ella preguntó: ¿Realmente te interesa que será de mi vida? Le respondí: Ni lo dudes.
Entonces ella me condujo al pequeño jardín de ésta su casa de los abuelos y me mostró una especie de terrario donde tenía alojada a una familia de caracoles, los fue colocando de menor tamaño al más grande en una fila que midió aproximadamente 30 cm.
Los pequeños moluscos permanecieron dentro de su concha, sin mostrar actividad, mi nieta me preguntó si sabía porque permanecían quietos; le respondí que tal vez porque sus hábitos son nocturnos.
Eso pensaba yo, dijo María, porque fue fácil hacerme de esta colección de caracoles, ya que a todos los atrapé durante el día, pero luego me di cuenta de que, acomodándolos de mayor a menor, pasado en par de minutos al moverse el mayor, los demás también lo hicieron y sabes qué, se van buscando los lugares más oscuros y húmedos. Muy buena observación, le dije a mi nieta, pero eso ¿Qué tiene qué ver con la primera pregunta que me hiciste?
Piensa un poco abuelo, en la actualidad hay demasiada información en las redes sociales, la mayoría es negativa, yo noto cómo ello nos afecta a todos, por ejemplo, en mi familia, mis padres siempre están acelerados y discutiendo hasta por las cosas más sencillas, por otro lado mi hermano José Manuel y yo discutimos igualmente hasta por las cosas más sencillas; a la pregunta de por qué somos así y tenemos tanta prisa, al menos en mi caso, te diría, que alguien tiene que ponerle un alto a todo lo que nos inquieta y causa crisis; cuando el caracol más grande es sabio debido a su experiencia, los pequeños se mueven en el mismo sentido, porque él los guía; pero cuando no tenemos quien nos guíe, los niños perdemos el rumbo de nuestra vida y cometemos muchos errores, ésto te lo cuento porque si los adultos ya no pueden mostrarnos el camino, los pequeños debemos de crecer rápido para tomar el rumbo que se debe, antes de que el mundo deje de existir.
Antes de que María me permitiera reaccionar, me dijo: Bueno abuelo, me tengo que ir, tengo prisa; entonces la detuve unos minutos más y le dije: María, realmente es bueno que busques respuestas a todo lo que te inquieta, pero nunca te olvides de disfrutar esta etapa tan hermosa de tu vida, porque yo siempre fui un niño viejo, por buscar igualmente respuestas en mi tiempo y mírame ahora, por igual, sigo teniendo temor por la incertidumbre que reina en el mundo, ahora te digo, que si ya terminaste de observar a los caracoles, déjalos que éstos vayan a dónde tienen que ir y no los sujetes a vivir en ese terrario, porque ellos son felices a su manera y la libertad es un derecho de todo ser vivo.
“Las cosas sencillas se vuelven complicadas cuando perdemos nuestra capacidad de ponernos de acuerdo para obtener el bien común” (sbc).
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