De esas veces que el clima ejerce su influencia sobre nuestro estado de ánimo y nos  invita a sentirnos melancólicos, algunos pensaremos  entonces en el Creador de todo cuanto existe, otros pensarán en todo aquello que influye negativamente en el entorno donde se mueven; fue así, cuando diera inicio un diálogo entre un compañero de trabajo que tiene un carácter firme, sazonado con una actitud alegórica, que contrastaba con el enfoque romántico con el que yo suelo ver y sentir las cosas; y es que resulta que después de haber experimentado una intensa y agobiante ola de calor en nuestra querida ciudad, sintiéndonos acosados por los síntomas de agotamiento por calor o de plano del golpe de calor, las gastroenteritis y otras afecciones gastrointestinales propias de la estación por la que atravesamos, aparecen puntualmente, de acuerdo al pronóstico meteorológico, la lluvia de mediana a intensa, un tanto prolongadas, con motivo de la presencia del huracán Erick que afectó la costa de Guerrero y Oaxaca, lo que motivó que debatiéramos el tema, iniciando yo con una expresión un tanto poética: Cuando llegan los días de lluvia y pasado el diluvio, por las noches, ya en calma el espíritu, se escucha el nostálgico canto de sapos y ranas, mismo que en ocasiones nos arrulla y otras veces nos alegra, por aquello del significado místico que se le da en ciertas culturas, pues se traduce como un elemento vital para la agricultura, asociándolo con la fertilidad, la renovación y la abundancia. Para entonces, mi compañero de labores en el sector salud y para ser más específico en el Centro de Salud Lomas del Santuario, en un tono muy solemne dijo: Pues verá compañero, estoy de acuerdo con usted en cuanto al sentir melancólico de un cielo nublado y la lluvia, pero lo mismo puede traer beneficios para unos y calamidades para otros, más, en mi caso, si previo a la lluvia, ésta se presenta con truenos, me beneficiaría a mí y a muchos otros compañeros, sobre todo si estos se presentan en el transcurso de la mañana, pues no ha de ser desconocido por usted, que el sanitario de los varones en nuestra unidad de salud,  tiene ya más de un año de no tener chapa la puerta, así que debido a la proximidad de los escritorios de los responsables de Zoonosis, Psicología y Nutrición, no escuchan precisamente el canto de sapos y ranas, ni tampoco, se deleita con el aroma de la hierba al mostrar la gratitud a la naturaleza, además de la dificultad que enfrentamos muchos compañeros para cumplir con la eliminación de desechos, pues sólo funciona uno de los sanitarios. Al escuchar aquello con respeto le dije, creo que el objetivo de nuestro diálogo ha cambiado de rumbo, más he de decirle que le asiste la razón, le aconsejo que busque los conductos oficiales para que su queja sea atendida.

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