Un poco de nostalgia pre navideña llegó a mí con los primeros fríos del norte, evocando inmediatamente gratos recuerdos de las festivas vivencias al lado de mi muy estimado y nunca olvidado amigo Toño, quien, en uno de esos gloriosos y maravillosos días, en los que los finos botones de la flor más preciada del ser humano, llamada amistad, se asoma de manera especial de los corazones de quienes hemos cultivado con esmero la semilla del amor, abonada con los valores de la lealtad, la sinceridad y el compromiso. Pues bien, era ya una tradición de que ante la cercanía de la Navidad, se anticipara mi compadre a buscar figuras para reconstruir el escenario al que llamamos Nacimiento; Toño, como buen amante de las artes plásticas, era perfeccionista, remodelaba las figuras que habían sufrido algún daño o deterioro en años anteriores, y cuando no lograba obtener el diseño que se proponía, me pedía lo acompañara al mercado Argüelles, en busca de un proveedor de dichas figuras, entre las que destacaban, por supuesto, el Santo Niño, la Virgen, San José, los Reyes Magos, los pastores, el burro, el buey, el pesebre, los borregos y demás; en aquella ocasión, nos comentó el proveedor que se le estaba dificultando obtener buenas piezas y conociendo las exigencias de mi compadre, no se atrevía a mostrarle las últimas adquisiciones, más, Toño insistió en que se las mostrara, el vendedor sacó una caja de buen tamaño y con delicadeza, le dijo: Mire médico, primero le voy a mostrar las figuras finas, y después, pues la no tan finas, entiéndase que, ya sea que unas cuesten más que otras, el significado es el mismo, pues reflejan de modo simbólico la fe de las personas. Toño se me quedó viendo y pude evidenciar en su mirada un dejo de inquietud, más yo lo tranquilicé palmeando suavemente su hombro izquierdo; el hombre sacó cuidadosamente de la caja sorpresa las figuras finas, mi compadre escaneó con su mirada y palpó con su fino tacto las figuras, se rascó la cabeza y preguntó cuánto le saldrían los personajes principales, el vendedor de nuevo le significó lo mucho que se le estaba dificultando obtener material de calidad y cuando le dijo el precio de cada una, Toño carraspeó y tosió nerviosamente, se llevó el bode externo del pulpejo del dedo índice a la boca, mordisqueándolo con sus dientes, signo de nerviosismo, el hombre había pedido una buena cantidad y la verdad no traía suficiente efectivo, por lo que le pidió le mostrara los no tan finos; las figuras no guardaban muchas de las características que exigía Toño, las caras no se distinguían bien, los vestuarios lucían colores muy chillantes , el burro parecía oso hormiguero y el buey un hipopótamo, y los borregos, ratones; entonces mi compadre le dijo: No se estará confundiendo de película, quiero personajes para el nacimiento y estas figuras, la verdad dejan mucho que desear, me va a salir más caro hacerles cirugía plástica a los personajes principales y a los pastores, y los animalitos, pues necesitarán una reconstrucción total. Tanto el vendedor,como yo, no pudimos aguantarnos la risa, y más, cuando el hombre aquel,dijo: Mire médico, la verdad, yo le aconsejo que cuando vaya a poner el nacimiento, se tome unos buenos tragos y ya medio entrado, pues, les va a tomar cariño a todos los personajes, recuerde que Dios hace milagros,teniendo fe.
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