Dicen que a lo lejos se escuchaba el sonido de los cascos de su caballo, algunos aseguran que lo vieron cabalgar, que lo reconocieron por su buen porte y gallardía, ejemplo de charro nacional; algunos en la plaza lo comentaban con asombro y esperaron a que apareciera este 16 de septiembre como otros muchos años, montado en su caballo, el Tornado, tomando con firmeza nuestro lábaro patrio; pero los que estuvieron más cerca de él, saben que cuando Arturo Caballero Saldívar tomaba una determinación, se aferraba tanto a lograr sus propósitos, que finalmente los cumplía; por eso dicen lo que escucharon, que aquel glorioso día, más que dolerse de su quebranto físico, se dolía por faltar al compromiso de acudir al desfile tan significativo, y cuando uno de sus amigos le dijo: Arturo, ¿cuánto te falta para morir?, él, esbozando esa contagiosa sonrisa, le dijo: vas a tener que esperar, porque, aunque mi cuerpo se convierta en semilla, mi espíritu se quedará en Santiago, porque de aquí, mi querido amigo, de aquí, nadie se va, se queda para siempre en este lugar, porque así está contemplado por el que nos dio la vida.
Fantasía o magia en un pueblo donde su gente no tiene permiso de marcharse al cielo, pues, es tanto su arraigo a ese bendito suelo, que su espíritu sigue caminando por las calles, que, como alfombra, están tapizadas de aquella laja tradicional que muchas otras pisadas lograron soportar, y para aguantar también las almas amadas, que hicieron de aquel lugar un paseo maravilloso que nadie puede olvidar.
Dicen que a lo lejos se escuchan los cascos de su caballo, Arturo Caballero Saldívar vuelve a cabalgar, con orgullo los habitantes del lugar lo siguen viendo, porque para muchos, ese personaje singular es muy suyo, es de Santiago Nuevo León el orgullo, y de San Francisco, lugar de nuestras raíces, de grandes hombres y mujeres, trabajadores por demás, para ejemplo, Don Virgilio Caballero Marroquín y Doña Isabel Saldívar Salazar, qué decir de Concepción, la tan amada tía Chonita y por supuesto, no podía faltar Ernestina, la más bonita.
¡Que viva México! ¡Que viva Santiago y San Francisco Nuevo León! ¡Que vivan nuestros abuelos, nuestros padres, nuestros tíos y demás familia! ¡Que viva su gente, que son para mí, orgullo de mi nación!
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