Y pasó lo que tenía que pasar, acostumbrado como estoy a las cosas del pasado, resultó que mi computadora ya pasadita de años empezó a dar muestras de ya no puedo, y creyéndome un experimentado conocedor del sistema, pensé que me sería fácil corregir los desperfectos  que ponían en jaque mi labor literaria, todo fue inútil, tan saturado estaba el disco duro que como adulto mayor centenario, empezó a perder la memoria, y yo cansado y con sueño por las levantadas en la madrugada , pues simplemente llegaba a casa y ante la negativa de la máquina de cumplir mis deseos esta, un buen día simplemente se negó rotundamente a seguir funcionando; así es que la llevé a un técnico especializado en antigüedades cibernéticas y después de dos día me habló para darme el diagnóstico, entonces sin mirarme a los ojos bajando la cabeza con pesar me dijo: No tiene remedio. Puede donarla a un museo si quiere o enviarla al cementerio de la tecnología, pero ya no espere más servicios de su computadora; y triste “me fui cantando, por el filo de la sierra” llegué a casa y la coloqué en su lugar preferido, tal y como aconsejó el anticuario. Triste y pensativo, atendiendo a mis neuronas que aún están activas, recordé que mi nieto mayor, Sebastián, poseía capacidad suficiente para resolver el problema, y haciendo enlace con el vía celular por videollamada , como todo un maestro me dijo: a ver abuelo, prende la computadora nueva, observa el monitor, coloca la cámara del celular para analizar las posibilidades de tu equipo de computo, después me pidió atendiera sus indicaciones para llegar a los archivos y seleccionar el que más me gustara, esto con la finalidad de que tratara de hacer las cosas de una manera más rápida y me permitiera con una copia de uno de mis artículos de antaño, el poder tener tiempo para mejorar mi calidad de vida y aprovechara una hora para una merecida siesta vespertina; de primera intensión me opuse, porque me negaba a reconocer que debería de regresarme un ciento de páginas atrás del libro de mi vida, para traer del pasado algo que por cierto, seguía vigente en el presente. Como mi nieto sabe de mi anhelo de madurez espiritual, para consolarme me dijo: Mira abuelo, no es que estés viejo, pero el cuerpo te va pidiendo atención, imagínate si una máquina  busca la manera de  desactivarse cuando simplemente ya llegó su fecha de vigencia, el cuerpo humano, con mayor razón, además, considera de manera respetuosa y sin ofender a nadie,  el hecho que en cierta forma el libro de tu vida es como una biblia para ti, y tal vez para nosotros tu familia. Por lo pronto, trata de memorizar los 20 pasos que hoy aprendiste para llegar de los archivos del disco duro externo para llevar el artículo que tu deseas al correo, , recuerda las palabras claves: abrir, insertar, guardar, abrir , copiar, corregir, sombrear, editar, subir y demás. Dicho lo anterior y después de aquella lección inicial, le he hablado a mi nieto  70 veces 7, en ocasiones me contesta de su casa, otras del gimnasio, otras más del cine, de un restaurante, del baño, y aunque me ha tenido mucha paciencia, siento que ya lo estoy cansando, pues la última vez que hablamos me dijo: abuelo definitivamente, esta época no es la tuya.

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