Mirando para un lado y para otro, cansado de ver siempre lo mismo en la televisión, con una evidente fatiga ocular, acentuada por el tiempo que le dedica a mirar el celular, durmiendo acaso 5 horas diarias, posponiendo siempre el momento de dejar el sedentarismo, a punto de pasar de sobrepeso a obesidad; en fin, que más le puedo decir; en ocasiones, no sé si voy o vengo, si estoy o no estoy, o en qué lugar me encuentro. Lo anterior es una confesión frecuente de muchos pacientes, que por necesidad sanitaria, debido a la Pandemia de Covid-19, vieron afectada, no solamente su salud sino su vida de relación, y si bien es cierto, que ya no impacta catastróficamente a los habitantes de este planeta, sigue evidenciando un sinnúmero de secuelas, pero sobre todo, de efectos psicosociales, que como dijo don Roberto, uno de mis pacientes adultos mayores, que por cierto, antes del 2019 era todo un ejemplo a seguir por tener conciencia plena de la necesidad de formar equipo con las instancias de salud, para lograr un estado óptimo de calidad de vida, cumplido a más no poder y responsable como ninguno. Después de escuchar a don Roberto, lo que él estimó como un cuadro clínico patológico, que no lograba asociar al mencionado suceso epidemiológico y que lo clasificaba como un suceso de orientación al que denominó en pocas palabras como: He perdido la brújula; y que yo ubiqué como una variable de lo que se conoce como Pérdida de la Orientación Espacial del adulto mayor, y digo una variable, porque, tal vez no se ajusta estrictamente al estado en mención, pero que existe la evidencia de que se desencadenó después de estar recluido en su hogar por casi dos años, debido a la Pandemia, y que como él menciona “al salir de nuevo a la luz ” ya no fue lo mismo y sentí que en esos dos años envejecí el doble.
El reto ahora es cómo hacer que estos pacientes “encuentren la brújula” para que se orienten de manera adecuada, porque esa sensación de “estar y no estar” está condicionando que se instale un claro trastorno depresivo, motivado por la desesperanza y el sentimiento de haber envejecido más rápidamente de como lo esperaban. En lo particular, he tratado de incorporarlos a los Grupos de Ayuda Mutua, pero, no todos se sienten motivados, pues consideran prioritario el recuperar de nuevo la integración al grupo familiar, ya que su estado de adulto mayor ya evidenciaba una paulatina desincorporación a este núcleo familiar, por los sobrados motivos de la apremiante necesidad que tienen las familias de mantener la viabilidad de la subsistencia económica.
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