La casualidad no existe, todo lo que llega a tu vida tiene un propósito, si no lo entiendes cuando todo inicia, lo entenderás al final del proceso, de aquellos encuentros inesperados.

Algunos encuentros te abrirán paso en la vida, otros te cerrarán las puertas de salida y cuando creas estar perdido, te encontrarás contigo mismo, para dar respuesta a todo lo que te preocupa y te intriga.

Hay encuentros de luz y encuentros de oscuridad, los primeros te mostrarán el camino con claridad, para evitar que tropieces; los segundos, te mostrarán el porqué del temor que te condujo hacia la angustia y hacia la depresión.

Hay encuentros de amor, esos son tu guía para reconocer quién te habla con la verdad y quién con la mentira, quién te causará dicha y quién te causará dolor y desdicha.

Hay encuentros que durarán toda la vida y a esos los conocerás como la verdadera amistad, y habrá encuentros fortuitos, que durarán lo que dura un suspiro.

Hay encuentros que te ayudarán a crecer tanto y aprenderás con ello lo que es la gratitud, pero deberás cuidar de no perder la humildad, porque de lo contrario te causarán calamidad por ser déspota y autoritario; mas habrá otros que te harán sentir insignificante, pero te harán conocer la desconocida fuerza que tendrás para levantarte y crecer libre por tu propia voluntad.

Hay encuentros que nunca desearás tener, pero sin saber cómo o por qué,  te dejarán una lección vital, que te hará conocer tu potencial para enfrentar lo que te parecía imposible de soportar.

Pero de todos los encuentros, el mejor es aquél que te llevará a conocer el camino, la verdad y la vida, aférrate a  ellos, y sabrás porqué no sólo de pan vive el hombre.

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