Me siento emocionalmente cerca de usted, pero no se alarme, no se trata de una atracción que denote enamoramiento o deseo insano, es más bien, una saludable adhesión a la energía positiva que emana de su espíritu. Este comentario que nunca se dijo literalmente, llegó más bien a través de una mirada y un cálido apretón de manos después de un evidente acto de misericordia.

Estar cerca emocionalmente de una persona, nos permite hablar el mismo idioma y nos hace merecedores de tener una llave que abre su corazón, para ser invitados a pasar a su interior, con la finalidad de conocer su verdadera esencia, y con ello, el origen de todas sus tristezas y de todas sus alegrías; encontrarnos también con aquel dolor exquisito e inexplicable, que no puede aliviarse con fármaco alguno, porque requiere sanar a través del poder indescriptible e intangible que emerge del Todopoderoso; poder, que heredó en justa medida a sus hijos, para ejercerlo con benevolencia entre sus hermanos.

Sentirse cercano emocionalmente a una persona gratifica enormemente al espíritu, porque es un acto de amor sujeto a la voluntad divina; quien se encierra en sí mismo para salvar su alma, la pierde; quien acude al llamado del Espíritu Santo, se encontrará con su origen, he ahí el gozo de esa cercanía con el amor verdadero.

No te asombres de la fuerza que emana de tu espíritu, porque siendo parte de un todo amoroso, el amor tiene que emanar de él para consolar al que sufre.

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