“Por lo tanto, os aseguro, que todas cuantas cosas pidiereis en la oración, tened viva fe de conseguirlas, y se os concederán sin falta.” (Mc 11:24)

Cómo pasa el tiempo y cómo detenerlo si todo tiene que pasar, cómo se vuelven lentos los pasos cuando por dentro quisieras correr para alcanzar todas las metas que te has puesto. Pero para qué correr tanto, cuando lo mejor está al alcance de tu mano; dejar de ser humano no es la solución, mejorar sí, en todo lo que puedas, mejorar hasta que encuentres tu verdadera esencia, para entender que lo que te mueve, te anima y te procura es una gran fuerza que te deja buscar para que por ti mismo encuentres la verdad.

Hoy, cuando me despertaste de aquel sueño, me hiciste pensar en el hecho de que yo no soy dueño de mi voluntad, porque Tú haces que me mueva, que me quede parado, que me duerma o me despierte, para que me dé cuenta de todo lo que está pasando.

Para serte sincero, en ocasiones no sé lo que quiero, pero entre lo que creo que deseo y lo que debe de ser, hay mucha diferencia, lo siento cuando estás a mi lado, cuando me tomas de la mano, cuando me abrazas y me besas como el buen padre que eres, como el buen maestro, el amigo o el hermano.

Estar a tu lado es saber que todos los días se escribe algo nuevo, que teniendo una base tan sólida como tu amor incondicional, nos permite experimentar miles de cosas nuevas para escribir la nueva historia, para entender que tu Evangelio no tiene principio ni fin, que es eterno, siempre nuevo, siempre vivo, siempre velando por nuestra felicidad. Perdóname si en ocasiones no te entiendo o no quiero aceptarlo todo,

Tú mejor que nadie sabe que en mi condición de mortal, estoy sujeto a tantos factores en la vida que quieren vulnerar mi fortaleza, mi fe.
“A lo que Jesús respondió: Yo soy el pan de vida; el que viene a mí, no tendrá hambre, y el que cree en mí, no tendrá sed jamás.” (Jn 6:35)
Dios bendiga nuestra familia y bendiga todos nuestros Domingos familiares.
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