Ya se va, sin embargo, no dejan de atacarlo, nada de lo que dice o hace los complace, pero esto es cada 6 años, recordemos como el anterior al final de su mandato, soltó su frase célebre. “Ningún chile les embona”.

Cierto estoy que se cometieron errores, gobernar un país tan complejo como México no es fácil, no es sencillo, pero más difícil se convierte cuando cargas traumas del pasado, Andrés Manuel López Obrador no escapó de esa tendencia de la naturaleza humana, se cobró todas las afrentas, pero supo hacerle en el momento exacto, cuando la tensión de la liga no llegara a romperse.

Ya veremos que le depara el destino, porque hace bien en irse a su rancho, pues debe de ser muy incómodo, presentarse en cualquier lugar y que te griten, te agredan y te insulten.

Allá en el rancho pequeño, de nombre tan singular, estará protegido por la pequeña selva y la barda de mas de 2 metros de altura, de esas expresiones inconcebibles en gente letrada, pero de la que han hecho gala desde que Norma Piña entendió que mantenerse sentada no era la manera correcta de recibir a un igual.

Pudo parecer insignificante ese desaire en Querétaro, pero quienes lo vimos, entendimos claramente que ella, simple y sencillamente siguió instrucciones de quienes sembraron narrativas durante todo el sexenio.

Si pretendió dar una señal política, o un pie para más críticas y descalificaciones, falló en el intento, porque tal vez por ser mujer no entiende aquella frase sencilla que dice: “No le rasques los “esos” al tigre”.

Ver a jueces, secretarios y auxiliares del Poder Judicial de la Federación lanzando insultos y consignas, además de botellas de agua, resultó en una pérdida de imagen, de quienes no usan toga ni birrete, pero que, sí firman juicios de amparo, conceden suspensiones y soportan con discrecionalidad la balanza de la ciega justicia.

Recuerdo como si fuera hoy, aquellos días en los que Felipe Calderón desapareció la empresa Luz y Fuerza del Centro, la campaña mediática fue tremenda, a toda la sociedad se les informó del contrato colectivo de trabajo que habían logrado después de años de contubernio, entre empresa y sindicato.

En esas fechas nos enteramos que los empleados de la compañía de luz, no pagaban su recibo por logro sindical, en la época de la inflación galopante y los salarios congelados, todos odiamos a ese sindicato, cada vez que teníamos que ir a pagar la luz.

Después nos dieron a conocer los altos salarios que recibían los funcionarios, mismo que al comparar con el salario nuestro nos parecía aberrante, desproporcionado y con sutileza no hicieron odiar a los pobres empelados de campo de Luz Y Fuerza del Centro.

Esos medios servían al gobierno de Calderón, la narrativa se dictaba desde ahí, desde Los Pinos, pretendían minar la fortaleza del sindicato y el compromiso se cumplió, la venganza se consumó y desapareció la empresa estatal.

Esos medios ahora no ven los privilegios que acumuló el sindicato del Poder Judicial, tampoco ven los privilegios de que familias enteras se acomoden en la nómina, ellos prefieren ver al Juez corrupto gritando: Dictador, Dictador, Dictador, o al Secretario adicto al nepotismo, lanzando una botella de Agua, o a la Magistrada, mantenerse sentada, despreciando la llegada del Presidente de la República.

Hoy vemos a los mismos que en Nuevo León se pronuncian por acabar con las graveras, pedreras o como se identifiquen, por la contaminación que provocan en Monterrey, pero apenas el gobierno federal clausura una en Quintana Roo, esos mismos actores políticos ahora están en contra del cierre de esa empresa.

Congruencia es lo único que se les pide, pero no es posible hacerlos entender cuando están obnubilados con las narrativas de los anteriores socios del gobierno, quienes no se cansan de decir que la polarización la provoca un solo hombre, cuando toda la sociedad ya se percató de que EL ODIO ALCANZA A TODOS.

  

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