El tiempo se vuelve viejo, el espacio se va reduciendo, el viento se va deteniendo y el paso por la vida se torna lento, y en aquel estado de latencia personal, en el entorno social mismo, la estática del cuerpo material, se percibe como una fotografía en blanco y negro, como un escenario monumental plasmado en un lienzo, en un tiempo ya pasado, tratando de exhibir al ser vivo como nuevo, cuando no lo es.

Hay quienes piensan que están corriendo, pero no saben por qué, hay quienes sienten que están avanzando, pero no saben en qué, y también los hay que respiran, tienen consciencia y han frenado su marcha para meditar sobre la creencia de estar oscilando, por haber perdido el rumbo señalado por el Creador de todas las cosas del universo.

Si hubiera una consciencia íntegra, se pudiera apreciar la pureza y se lograría la proeza de sentir sin necesidad de tocar, se pudiera amar sin exigir, y si despertáramos a la verdad, pudiésemos dejar de temer, por lo que pensamos nos da seguridad, pero sólo nos ata a una realidad que no es totalmente cierta.

Perdóname Señor, por estar distante y distraído, por dejarme abrumar por los problemas, por no pedir tu auxilio cuando debiera, por no cerrar los ojos, los oídos y la boca cuando era necesario que lo hiciera; perdóname Padre por dejarme abatir por la tristeza y las debilidades que siempre me vulneran.

Quédate con nosotros Cristo salvador, amoroso y justiciero, ampara a nuestras familias, a nuestra patria, al mundo entero, ten misericordia de los que en ti creemos y confiamos, protégenos con tu divina sangre redentora, guíanos con la luz de tu sabiduría.

“Bienaventurados los que lloran, porque ellos serán consolados” (Mt. 5:5)

Dios bendiga a nuestra familia y bendiga todos nuestros Domingos Familiares.

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