“Id, pues, a aprender lo que significa: Más estimo la misericordia que el sacrificio; porque los pecadores son, y no los justos, a quienes he venido yo a llamar a penitencia” (Mt 9: 13)

Si me miras como aquel día en que pendías de la cruz, que me hablabas sin decir una palabra, el día en que pagabas la deuda por ; era esa mirada todo amor y misericordia, una mirada que pasaría a la historia y llevaría conmigo en cada resurrección, en cada oportunidad para salvar mi alma, para llevarme a la gloria.

De pronto me olvidé de ti por pensar sólo en mí, por creer que era tan grande mi pena y más aún, entre más tiempo pasaba, cuanto más ciego estaba al tratarde sanar sintiéndote cerca, pensando, tal vez, que tomando para mí tu amor,podría cicatrizar más rápido la herida, que causara la confusión al verme perdido cuando soltaron mi mano aquel día, nunca imaginé, que siempre has estado presente en la figura humana de quien, amándome igual que tú, trataba de hacerme entender, que no había nada que temer, que todo pasaría el día en que supiera lo que es el verdadero amor.

Cuántos defectos, cuántas caídas, cuántas infamias, y aún me sigues mirando con misericordia y amor porque crees en mí. ¡Oh, mi Señor!, me ha sido imposible no dejar de sentir el dolor exquisito de esta herida que llevo en el alma. ¡Oh, Jesús! siempre mírame con ojos de misericordia, para que siga sintiendo que me amas, para sentir que el infinito perdón por ser quien soy, me alcance cada vez que reniego y me alejo de ti.

Abramos el corazón al amor, y sabremos lo que es la misericordia de Dios.

Dios bendiga nuestra familia y bendiga todos nuestros Domingos Familiares.

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