“Confía en el Señor con todo tu corazón y no te apoyes en tu prudencia. En todas tus empresas tenle presente, y él sea quien dirija todos tus pasos. No te tengas a ti mismo por sabio. Teme a Dios y huye del mal” (Proverbios 3:5-7).

Y estando yo dormido, o despierto, eso jamás lo podré saber, llegaba aquel sueño lleno de paz y de armonía, donde se abría una puerta, en forma milagrosa, para comunicarme espiritualmente con mi Maestro Jesús, él me observaba con detenimiento, como analizando mi actitud pensativa, pues le agradaba ver siempre una sonrisa en mi cara, y en esta ocasión, no era lo que veía; como no salía de mi cavilación, decidió tocar suavemente mi hombro derecho, y al instante reaccioné emocionado, pues nadie más que él, con eltoque de su divinidad, puede lograr transmitir con un delicado roce, tanta felicidad. Lo miré a los ojos y el miró mi alma, y entonces supo el porqué de mi silente estado de meditación, y sin que yo pronunciara  palabra dijo: En verdad te digo que nada debe de preocuparte, por el contrario, ha llegado el tiempo para que recojas la cosecha de lo que has sembrado, pues la semilla tuvo a bien caer en tierra fértil y el fruto de tu esfuerzo te rendirá al ciento por uno, mas, has de recordar, que tu mayor felicidad la encontrarás en la familia.

¿Cuántos de nosotros soñamos con aquello que nos haga sentir felizmente satisfechos con lo que hemos ido logrando durante un tiempo? ¿Cuánto hemos esperado el momento para respirar tranquila y profundamente, para sentir ese placer que sólo puede llegar cuando estamos frente a una oportunidad, para realizarnos como personas? La verdad, cuando llega,  sin desearlo se cae en una profunda meditación, como buscando encontrar en ello la respuesta que te hace dudar, sobre si lo que recibes es lo que esperabas. Por eso, Jesús, ahora que te ve tan pensativo te pregunta: ¿Acaso no era esta la cosecha que esperabas levantar? ¿Esperas algo más?   ¿Por qué dudas? Confía en mí y déjate guiar, para que tu camino sea el correcto y no vuelvas a dudar más, que aquél que en mí cree y  confía siempre, verá la luz.

Dios bendiga nuestras acciones para que éstas tengan la respuesta esperada, siempre pensando en el amor por el prójimo. Dios bendiga a nuestras familias, las mantenga unidas y bendiga todos nuestros Domingos Familiares.

enfoque_sbc@hotmail.com