Cómo explicar, que el cuerpo es toda expresión, que no siendo esa la intensión de decir lo que yo espero de ti, tu natural cadencia al andar, se interpreta como una formal invitación, en aparente azar, para que en mi fugaz conciencia, el hombre prudente que soy, pierda la paciencia, para poderte soñar sin tu anuencia y sin ninguna inhibición, para hacerme acreedor, de un llamado de atención, por mi falta de decencia.
Y es que resulta en la ocasión, que estando esperando eternamente de ti la ansiada anuencia, para poder considerar, que por un deseo no muy sano en mi haber, vaya yo a perder la razón, no teniendo otra explicación, por tan singular proeza. Y vaya qué vergüenza sentiría mi ser, de los pies a la cabeza, el reconocer sólo de vista tu nobleza, al no considerar en mi torpeza, que podrías pecar por luchar por tu inocencia, al tratar de complacer a este pobre corazón, de atributos llenos de pobreza.
No me importa confesar la sinrazón, de la necedad de la que hago referencia, y aceptar debo resignado la terrible consecuencia, de haberme atrevido a soñar con tal bajeza, mas decirle quiero, bajando la cabeza, que no es deseo lo que mueve al corazón, que por cierto, late emocionado al sentirse plenamente enamorado, pidiendo por ello perdón, considerando que amar no es un pecado.
Cómo explicar, que siendo de carne y hueso mi naturaleza, podría yo evitar, sentirme emocionado, cuando siendo presa del embrujo consumado, al considerar su interés por las letras de este bardo, que por usted se ha inspirado.
Correo electrónico:
enfoque_ sbc@hotmail.com