Tal como los celulares actuales, que contienen componentes avanzados que no miden más que un grano de arroz, la tecnología utilizada en estos robots “que solía ser ciencia ficción en los 1950 y 60” es ahora un “hecho científico”, indicó el cofundador y director ejecutivo de Bionaut Labs, Michael Shpigelmacher.
Esta empresa trabaja con el instituto alemán Max Planck para elaborar los robots, mismos que pueden manipularse con energía magnética, en lugar de utilizar técnicas ópticas o de ultrasonido, a fin de no dañar al cuerpo humano.
El robot diminuto puede ir a la parte afectada del cerebro por medio de bobinas magnéticas posicionadas fuera del cráneo del paciente, las cuales tendrían conexión a una computadora con la que podrán maniobrar al robot.
Las simulaciones fueron bastante exitosas, por lo que los inventores de estos robots esperan que próximamente puedan usarlos para perforar quistes llenos de fluidos en el interior del cerebro cuando arranquen los primeros ensayos clínicos en humanos dentro de dos años.