Descubre los 6 principales factores para saber cuándo un vino se echa a perder y así evitar su consumo.

 

Principales factores para detectar si un vino es malo

Cuando calificamos un vino como “bueno” o como “malo” lo hacemos, en algunas ocasiones, por lo que nuestros propios gustos dictaminan. No obstante, existe una gran diferencia entre nuestras prioridades gustativas y que un vino realmente se encuentre en mal estado, lo que le propiciará un gusto desagradable que responde a la famosa expresión de “vino picado”.

¿Qué es un vino “picado”? Como si de una fruta magullada se tratara, el vino picado hace referencia a aquel con un gusto diferente al característico, siendo desapacible al gusto por ser muy ácido y agrio. Son las bacterias acéticas las que con su presencia dejan un sabor avinagrado y echan a perder esta preciada bebida.

Si bien es cierto que, por fortuna, no son muchas las botellas que sufren esta alteración en las propiedades de su contenido, las causas por las que pueden echarse a perder son muy claras:

  • Errores en el proceso de elaboración, en su mayoría debidos a una exposición excesiva al oxígeno que favorece un rápido desarrollo de las bacterias, ya sea en el proceso de maceración, fermentación, encapsulado o embotellado.
  • Un inadecuado almacenamiento o transporte, donde afecta de manera negativa factores como la luz, humedad y cambios de temperatura.

Es evidente que poco podemos hacer como consumidores en la parte del proceso de elaboración del vino, pero sin duda podemos influir y mucho una vez ya lo tenemos en nuestras manos.

Si todavía no cuentas con un espacio destinado al buen almacenaje y cuidado del vino en tu casa, es imprescindible que busques sitios para comprar vinotecas para asegurar que éste no se echará a perder. Un buen ejemplo sería la gran variedad de opciones de vinoteca Lidl, que te garantiza un producto de una excelente calidad a un buen precio.

Los 6 factores que revelan que un vino está picado

Para ahorrarnos malas experiencias al consumir una botella de vino en mal estado, es importante tener en cuenta los diferentes factores que nos ayudarán a identificar que un vino se ha echado a perder.

  • El corcho es el elemento separador entre el líquido y el oxígeno exterior es de vital importancia. Si éste presenta manchas, tiene moho, está perforado o sobresale de la botella es un claro indicador de que hay una fuga y que lo más probable es que el vino en cuestión se haya oxidado.
  • El color típico de estos vinos es amarronado, extraño, turbio o sin brillo.
  • El olor. Como es de esperar, el olor que un vino picado desprende es poco agradable, parecido a una fruta podrida.
  • El sabor. El sabor de un vino en mal estado es muy claro: avinagrado, ácido y agrio.
  • Fecha de consumo. Como todos los productos, la fecha de caducidad es un elemento que determinará el buen estado del vino. Un claro ejemplo sería que los vinos jóvenes deben ser consumidos en un plazo de 2 años, a diferencia de aquellos con crianzas más largas.
  • Otras anomalías como pequeñas partículas que flotan en la superficie del vino servido en la copa.

Reclamar un vino en mal estado

Ya sea porque hayas pedido un vino en un restaurante como que lo hayas comprado en una tienda especializada, si te encuentras con una botella de vino en mal estado tienes todo el derecho a cambiarla por otra.

Cabe mencionar que el hecho de encontrarte con una botella de vino picado se atribuye a la botella de forma individual, es decir, no se trata de un problema del vino en general, sino de esa botella en concreto. Por lo que el problema se solucionaría cambiando la botella en cuestión por una en buen estado.

¿Qué pasa si bebo vino picado?

No es la primera vez que leemos alguna noticia que relata alguna que otra mala experiencia por beber vino en malas condiciones. Desde luego, no hay que alarmarse. Siempre que no lo hayas ingerido de forma exagerada, las consecuencias no son graves ya que el ácido acético no es más que vinagre y no es tóxico para nuestro organismo. Eso sí, puedes llegar a presentar una posible intoxicación alimentaria cuyos síntomas incluyen malestar estomacal, náuseas, vómitos o diarrea.