Pocos días hay de estos. Ayer Pemex reveló resultados a marzo 2022 y conviene destacar tres buenos datos incluidos en el reporte.
Lo primero: hay ganancias. Pemex y sus dueños, que son ustedes, pueden presumir que lo cobrado por la petrolera superó los gastos totales. De cada cuatro pesos que cobró la compañía, uno fue reportado como utilidad neta: en números gruesos, 507 mil millones de pesos en ventas, que arrojaron 122 mil millones en ganancias.
¿Cómo explica Pemex el cambio? Con el aumento de precios del petróleo y sus derivados. “Las variables más importantes que explican esta situación son la recuperación de los precios a nivel mundial y en menor medida los volúmenes vendidos”, expuso la petrolera.
¿Sus mejores clientes? Los mexicanos, claro, quienes compraron principalmente gasolina y diésel a la empresa que comanda Octavio Romero, y entregaron un poco más de la mitad de los ingresos de Pemex. La otra mitad fueron exportaciones.
Segundo buen dato: el aumento en la producción de petrolíferos.
En un año elevó 10 por ciento el volumen de gasolina, diésel, turbosina y otros productos que salen de sus plantas. De 763 mil a 839 mil barriles diarios pasó la cifra que parecía estancada a partir de que las inversiones en infraestructura se enfocaron en la refinería de Dos Bocas que la secretaria de Energía, Rocío Nahle, tiene como encomienda principal.
La mejor noticia, probablemente, es que Pemex finalmente puso atención a disminuir el daño que directamente hace al planeta.
La empresa mutaba en paria internacional ante los crecientes números de sus emisiones de metano, un gas más dañino que el bióxido de carbono, pues sella con aún mayor poder la atmósfera, impidiendo que salga al espacio el calor provocado por el Sol.
Todavía pierde por ineficiencias 8.4 por ciento del gas natural que produce y es cierto que ese número está por arriba de estándares internacionales, pero es ya más bajo que el de hace un año, cuando se ubicó en 14.9 por ciento de desperdicio de este hidrocarburo.
“En el primer trimestre de 2022 se logró aprovechar 92 por ciento del gas producido”, destacó la compañía en su informe trimestral.
“Cabe destacar que el incremento de 7 puntos porcentuales en el aprovechamiento de gas es resultado de la estrategia para el manejo y aprovechamiento del gas que incluye el cierre de pozos, restablecimiento de boosters, overhaul de compresores, desarrollo de infraestructura superficial para el manejo de la producción por la incorporación de nuevos campos, rehabilitación de equipos de centros procesadores de gas, entre otras acciones”.
¿Podrá este esfuerzo terminar con el lastre de los presidentes más recientes de México?
Ni Felipe Calderón ni Enrique Peña Nieto establecieron una estrategia para aumentar la producción de gas natural, que sirve para producir la mitad de la electricidad en México. Pero a medio sexenio de López Obrador, hay señales de un giro hacia donde conviene mover las cosas: Pemex acumula cuatro trimestres con ligeros incrementos de producción que ya representan un aumento de 3.3 por ciento con respecto al año pasado.
La Agencia de Información Energética de Estados Unidos aportó ayer otro renglón en el libro de razones para apostar a esa actividad:
“Desde 2021, China importa más gas natural licuado que cualquier otro país”, escribió en un reporte que ya es público.
El gran pendiente de Pemex parece ser la falta de comprensión de la tendencia del negocio petrolero hacia el futuro. No hay proyectos de energías verdes, ni de captura del carbono, ni de economía circular.
Tropieza también en el ámbito de los petroquímicos, insumos para la manufactura de plásticos que están en casi todo lo que ustedes tienen a la mano.
“La producción de derivados del etano disminuyó en 36 Mt, debido a que la planta de polietileno lineal de baja densidad se encuentra fuera de operación desde el 8 de enero por mantenimiento en la planta de etileno del complejo petroquímico La Cangrejera”, reconoció Pemex.