En la conferencia matutina de la presidenta, Claudia Sheinbaum, el secretario de Agricultura de México, Julio Berdegué, confirmó que Estados Unidos impondrá una cuota compensatoria del 20.91% al tomate mexicano a partir del 14 de julio, medida que no forma parte de los aranceles de Trump, sino de una disputa por “dumping” que data de hace décadas. México tiene 90 días para negociar y evitar que entre en vigor este gravamen, que afectaría a miles de productores nacionales y encarecería el tomate en EU.

“No nos pueden sustituir”: México domina el mercado del tomate en EU

6 de cada 10 tomates que consumen los estadounidenses son mexicanos, y el 90% de las importaciones de este vegetal en EU provienen de México. Berdegué advirtió que, sin el tomate mexicano, los precios se dispararían en supermercados y restaurantes de ese país. “No hay otro proveedor que ofrezca la misma calidad y precio”, subrayó, mientras ironizó sobre el daño que esto causaría a los consumidores de EU.

Acusaciones de “dumping”: Una batalla de 30 años sin resolver

Desde 1996, el tomate mexicano ha enfrentado cinco investigaciones por supuesto dumping, acusación que productores de Florida usan para presionar al gobierno de EU. Berdegué aclaró que no se trata de un arancel general, sino de una cuota compensatoria impuesta por el Departamento de Comercio. Sinaloa, principal estado productor, sería uno de los más afectados si no se logra un nuevo acuerdo en los próximos tres meses.

México también tiene cartas bajo la manga: investigaciones contra EU

El funcionario reveló que México tiene dos investigaciones antidumping activas contra EU: una por pollo y otra por pierna de cerdo, lo que podría usarse como palo negociador. “Vamos a conversar con el gobierno estadounidense para que retire esta medida”, afirmó. La dependencia del mercado de EU al tomate mexicano podría ser la clave para evitar una guerra comercial en este sector.

¿Qué pasa si no se llega a un acuerdo?

Si no se renueva el pacto de suspensión de la investigación antidumping, el tomate mexicano se encarecerá un 21%, afectando a ambas economías. Mientras EU enfrentaría inflación en alimentos, México vería pérdidas millonarias en un sector que emplea a cientos de miles de personas. Berdegué confía en que la lógica comercial prevalezca, pero el reloj ya está en marcha.