Como parte del proceso que busca declarar a México libre de paludismo en 2030, Tamaulipas intensifica sus estrategias de vigilancia y prevención contra esta enfermedad transmitida por el mosquito anófeles.

Sergio Eduard Uriegas Camargo, director de Epidemiología de la Secretaría de Salud estatal, explicó que, aunque no se registra transmisión local desde 1998, el riesgo persiste por la presencia del vector y el tránsito de migrantes. Precisó que los casos detectados en los últimos años han sido importados, “principalmente por migrantes provenientes de países como Venezuela y Haití”.

El año más crítico fue 2023, con 30 casos; en 2024 fueron tres, mientras que en lo que va del 2025 no se han registrado nuevos contagios, lo cual se atribuye en parte a la disminución del flujo migratorio.

“A pesar de que no se han presentado casos autóctonos desde 1998, tenemos 11 municipios de alto riesgo porque confluyen dos factores: la presencia del mosquito anófeles y rutas migratorias activas”, señaló Uriegas. Entre ellos se encuentran Matamoros, Tampico, Madero, Altamira, Aldama, Victoria y El Mante.

México busca cumplir con los requisitos de certificación entre 2028 y 2030. Para ello, cada entidad debe demostrar acciones sostenidas de vigilancia, control y prevención. En Tamaulipas, se llevan a cabo diagnósticos situacionales, saneamiento de criaderos, vigilancia epidemiológica y tratamiento inmediato en casos sospechosos.

Como parte de las acciones preventivas,Uriegas Camargo destacó que en los albergues para migrantes se ha fortalecido la capacitación del personal, quienes están preparados para identificar síntomas, tomar muestras y activar cercos sanitarios ante posibles casos.

La meta nacional es clara: no registrar transmisión local en 2026, avanzar en la verificación estatal en 2028 y lograr la certificación como país libre de paludismo en 2030