Los reclusorios de Tamaulipas repiten una historia de décadas: De nueva cuenta el sistema penitenciario del Estado se ubica en el sótano de la clasificación nacional con una calificación de 5.7 de un total de 10, donde sólo dos de ellos apenas alcanzan a aprobar “de panzazo”.

El dato se desprende de un informe de la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH), el cual incluye a las cárceles de la Entidad en el “ranking” que integra a los peores centros de readaptación del país, sólo arriba de los de Oaxaca, Sonora y Sinaloa.

En esa valoración, la calificación de la CNDH a seis penales en Tamaulipas arroja cuatro reprobados y dos ligeramente arriba de la mínima para aprobar.

El peor de los penales, de acuerdo a la CNDH, es el de Tula, con 4.85 de calificación: le sigue hacia arriba el de Reynosa con 5.57: Ciudad Victoria con 5.63; Matamoros: con casi el 6 al obtener 5.91; Nuevo Laredo con 6.08 y en la “cúpula”, Altamira con 6.32.

Las valoraciones aplicadas a los Centros de Ejecución de Sanciones (CEDES) de Tamaulipas, se confirmó que no se cumplen los protocolos para atender a personas con VIH, con discapacidad y aquellas que pertenecen a grupos indígenas. También hay anomalías en reinserción social y en la integración de expedientes técnico jurídicos, además que no es adecuada la separación entre procesados y sentenciados.

Uno de los aspectos relevantes consignados en el reporte es que en varios de los reclusorios los hijos de reos, hombres y mujeres, viven con ellos.

También se establece que no existe en ninguna de las cárceles acreditación de la Asociación de Correccionales de América, dedicada a mejorar la infraestructura de esas instituciones y a reforzar los controles de seguridad. Además, se detectó que no cuentan con el personal suficiente para atender a los reos.