La Diócesis de Ciudad Victoria entrará en un periodo de al menos cuatro años sin nuevas ordenaciones sacerdotales a partir de 2027, lo que podría impactar directamente en la cobertura pastoral y la atención a comunidades, especialmente en zonas rurales.
El obispo Óscar Efraín Tamez Villarreal confirmó que el próximo 4 de agosto serán ordenados tres nuevos sacerdotes, y en el 2026 podría sumarse uno más. Sin embargo, después de ese año no se prevé ningún nuevo presbítero al menos hasta 2030.
“Después de esa ordenación (agosto) solo tendremos un diácono que, si Dios quiere, será presbítero en 2026, pero del 2027 al 2030 no habría ninguno”, advirtió el obispo.
Actualmente, la diócesis cuenta con 72 sacerdotes, incluyendo religiosos. Aunque esta cifra ha permitido mejorar la atención en algunas parroquias, sigue siendo insuficiente para alcanzar la cobertura pastoral deseada.
“Para la atención que quisiéramos tener, sí hay déficit. Entre más sacerdotes tengamos, podemos tener una atención mucho más personalizada”, explicó.
Como ejemplo, mencionó el caso de Tula, donde anteriormente solo había dos sacerdotes y ahora se cuenta con tres, lo que ha permitido una mejor distribución del trabajo pastoral. No obstante, hay comunidades como Jaumave donde un solo sacerdote debe atender hasta 45 localidades en un mes.
De acuerdo con Tamez Villarreal, lo ideal sería contar con al menos 100 sacerdotes en la diócesis para brindar una atención adecuada. Alcanzar esa meta es complicado debido al largo proceso de formación, que dura aproximadamente 10 años después del bachillerato.
El obispo atribuyó esta situación a la crisis vocacional que se vive a nivel global, y recordó que entre hace cinco y siete años hubo periodos en los que no ingresó ningún seminarista, lo que hoy se refleja en la ausencia de nuevos candidatos al sacerdocio.
“No es una situación exclusiva de Ciudad Victoria; es un fenómeno presente en todo el mundo. No es una forma de consolarlo, pero estamos trabajando arduamente con las familias, con los niños, los adolescentes y los jóvenes, y orando por todas las vocaciones. Sin embargo, tenemos que decirlo: viene ese momento en el que pasaremos cuatro años sin ninguna ordenación”.
La falta de nuevos sacerdotes se podría tornar más crítica al considerar que, durante ese periodo, al menos dos presbíteros actuales podrían alcanzar los 75 años, edad en la que el Derecho Canónico indica presentar la renuncia o solicitar la jubilación. A ello se suman los riesgos naturales de salud o fallecimientos imprevistos que pueden ocurrir a cualquier edad.
Ante este escenario, la Diócesis de Ciudad Victoria se prepara para una etapa de reorganización en su estructura pastoral, confiando en que el fortalecimiento del trabajo vocacional y la oración constante permitan revertir esta tendencia en el mediano plazo.