El presidente Donald Trump afirmó que Coca-Cola aceptó reemplazar el jarabe de maíz por azúcar de caña en sus bebidas en Estados Unidos, tras conversaciones impulsadas por la campaña Make America Healthy Again (MAHA), respaldada por el secretario de Salud, Robert F. Kennedy Jr., quien promueve ingredientes más saludables.

Aunque Coca-Cola ya ofrece versiones con azúcar de caña en otros mercados como México, el posible cambio en Estados Unidos plantea desafíos logísticos y económicos. La empresa respondió que pronto compartirá detalles sobre nuevas opciones en su portafolio, mientras que PepsiCo también expresó apertura a usar azúcar si los consumidores lo prefieren.

Expertos advierten que modificar la fórmula estándar implicaría alterar las cadenas de suministro y el etiquetado, además de elevar los costos. El jarabe de maíz, más barato, ha sido el edulcorante preferido por la industria alimentaria estadounidense durante décadas.

Ron Sterk, especialista del sector, explicó que las bebidas utilizan jarabe de maíz con 55% de fructosa (AF55), mientras que los panaderos emplean uno de 42%. La sustitución afectaría directamente al mercado del maíz, que se usa en grandes cantidades para producir estos jarabes.

La Asociación de Refinadores de Maíz estimó que una eliminación total del JMAF provocaría una caída en el precio del maíz y pérdidas de hasta 5.100 millones de dólares en ingresos agrícolas, afectando empleos y economías rurales en varias regiones del país.

Finalmente, la analista Heather Jones advirtió que un cambio total al azúcar de caña podría costar a Coca-Cola más de 1.000 millones de dólares, además de generar escasez, ya que EE.UU. no produce suficiente caña para cubrir la demanda, lo que incrementaría las importaciones.