CIUDAD DE MÉXICO. – Actriz, productora y mujer en constante evolución, Adriana Louvier abraza con serenidad el cambio, esa única constante que —como ella misma afirma— da sentido a los nuevos comienzos. Con más de dos décadas de trayectoria, hoy se encuentra en una etapa de renovación profesional y personal, en la que apuesta por proyectos que la desafíen desde nuevas perspectivas.
Conversamos con ella sobre su reciente incursión en la producción teatral, su regreso a las telenovelas, el poder del duelo como transformación creativa y las causas que la mueven dentro y fuera del escenario.
“Necesitaba desafiar mis propios límites”
—Adriana, vienes de una intensa temporada en teatro con Lobos por corderos. ¿Qué te motivó a regresar a las tablas como actriz y productora?
Tenía muchas ganas de volver al escenario, pero también de explorar la producción. Desde hace tiempo quería aprender algo nuevo que me apasionara, y en 2025 me puse la meta de coproducir una obra. Todo se dio de forma muy orgánica con Lobos por corderos, que además me permitió regresar al teatro con un texto íntimo, en un espacio como el Foro Lucerna.
—¿Qué descubriste desde el rol de productora?
Me di cuenta del enorme trabajo que hay detrás. Estar de este lado te hace tomar conciencia de todo lo que implica levantar una obra. Fue una experiencia enriquecedora. También comprendí que, gracias a mis años en esta industria, puedo aportar desde lo que he aprendido observando a grandes equipos creativos.
El duelo, como herramienta creativa
—La obra aborda el duelo por la pérdida de un hijo. ¿Cómo te preparaste emocionalmente para ese personaje?
Yo misma viví un duelo muy fuerte con la muerte de mi papá. Como actriz, una estudia psicología de los personajes, pero cuando vives una pérdida real, entiendes la profundidad de esas emociones. Cada persona procesa el dolor a su manera y eso se refleja en la obra: algunos personajes están paralizados, otros enojados, otros se aferran al sarcasmo para no romperse.
—¿Qué te impactó del público frente a esta historia?
La obra no deja indiferente. Algunos reaccionan en silencio absoluto, otros expresan incomodidad. Pero siempre genera conversación. La gente sale preguntándose: “¿Yo qué haría?”. Y eso es muy poderoso.
“Soy cordero cuando hay amor, lobo cuando hay injusticia”
—En Lobos por corderos se juega con esa dualidad. ¿Tú cómo te identificas?
Soy cordero cuando estoy en situaciones vulnerables, donde hay amor o acompañamiento genuino. Pero cuando veo una injusticia, sale la loba. Soy muy firme con las cosas que creo que deben cambiarse, aunque no me afecten directamente.
—¿Qué causas defiendes con tu voz?
La protección animal, la adopción responsable y el no al maltrato. También apoyo a artistas emergentes y, cuando siento que una situación política lo amerita, doy mi opinión. Uso mis redes como un canal de comunicación, pero también creo en mantener ciertos espacios personales solo para mí.
“Me siento afortunada por tener una carrera constante”
—Tu regreso a las telenovelas después de ocho años ha emocionado a tus fans. ¿Cómo lo vives tú?
Estoy muy contenta. La telenovela es una producción de Silvia Cano con un elenco maravilloso. Es volver a un lugar que me dio mucho, pero desde una nueva perspectiva, con más madurez y herramientas.
—Has hecho cine, teatro y televisión. ¿Siempre fue tu meta diversificarte?
Sí. Nunca quise quedarme en un solo género. En el pasado era difícil transitar entre medios, pero yo lo hice y lo agradezco profundamente. Me gusta construir desde distintos lenguajes y formas narrativas.
“Quisiera interpretar a Ana Bolena o Juana la Loca”
—¿Hay un personaje que aún sueñes con interpretar?
Me encantaría dar vida a Ana Bolena o Juana la Loca. Siempre me ha fascinado la novela histórica y los personajes que existieron realmente. Son mujeres poderosas, complejas, que rompieron con lo establecido.
—¿A quién admiras hoy como figura femenina?
A Isabel Allende, por su sensibilidad y resiliencia. A la reina Elizabeth y a Ana Bolena, cada una con sus contradicciones. Me interesan las mujeres fuertes, valientes y, sobre todo, transgresoras.
El arte de transformarse
—¿Qué sigue para ti en esta etapa de reinvención?
Acabo de terminar la temporada teatral y estoy estrenando Pecados inconfesables en Netflix. Es un thriller de 18 episodios donde interpreto a Fedra, una antagonista con muchas capas. También, como te decía, me preparo para el regreso a las telenovelas.
—Y hablando de pecados… ¿tienes uno inconfesable?
[Ríe]. ¡Sí! El chocolate Dubái. Podría comerlo a cualquier hora del día. Eso es absolutamente inconfesable.
Adriana Louvier demuestra que el arte de actuar es también el arte de transformarse. En cada paso, nos recuerda que cambiar no es sinónimo de perderse, sino de reencontrarse con nuevas formas de ser, sentir y crear.