Inquietud, aflicción y congoja que no deja sosegar por el riesgo que amenaza, por el mal que padece, es el sentir de una sociedad donde denuncia1 de cada 10 delitos y de ese 1%, la probabilidad de que un criminal sea procesado y sancionado por la comisión de un delito es de 10%. La crisis es de impunidad.

Debido a los múltiples frentes de batalla de los distintos cárteles y sus células sin control, continuarán las desapariciones, aunque otros datos rasuren el listado de desaparecidos; ejecuciones, matanzas, masacres, atrocidades a las que nos hemos habituado con más virulencia en los últimos años.

¿Por qué no hay cambio? El poder narco en cultura, economía y política se vive en miles de pueblos, ciudades, municipios, en el país. La cuantiosa derrama de dinero criminal aviva la economía y una creciente parte social se beneficia de ese dinero. Miles de jóvenes tienen lana narco que supera los ingresos que se obtienen por programas sociales y formas decentes de vivir. Además, los criminales gobiernan bajo plata o plomo el país donde controlan cuerpos policiales y políticos.

Sin política de Estado para combatir y erradicar el cobro de piso, las extorsiones seguirán desangrando comunidades hasta que se harten y tomen las armas, como ocurre. El gobierno es omiso pues la extorsión es una incontrolable pandemia para la cual la vacuna es el castigo. El pago de piso es un gran negocio, excepto para las víctimas. El Estado mexicano (sus tres poderes) en negación, pasmado, ante la expansión de un fenómeno cuya rentabilidad es alta y da para comprar complicidad e impunidad.

Así como ha habido intentos para crear cuerpos de seguridad especializados en secuestros, México debe formar grupos de inteligencia e intervención que enfrenten a estos delincuentes que roban el producto del trabajo de los mexicanos. Los capos mexicanos no saben ser empresarios, no toleran la competencia del mercado; son genocidas, exterminan. El sicario seguirá en tanto las drogas ilegales y la impunidad criminal (homicida, secuestradora, extorsionadora, traficante de mujeres, niños y migrantes) continúe.

Difícil para los mexicanos el futuro. El turno de actuar y brindar resultados es de la Presidenta