Mi universo es tan grande, que, siendo aparentemente pequeño, no me han bastado 69 años para recorrerlo y me faltaría otro tanto para entenderlo, es mi recorrido entonces interminable.

En mi universo, el espacio es infinito, en él cabe el todo y la nada, y el tiempo, el tiempo es algo inconcebible, más, te bastaría el sentir y el estar para saber que existes y cuando florece el pensar, igual aparecen los colores de tu animosidad, los tonos negros no tienen en realidad significado, pero los tonos luminosos, los más brillantes, los amados tonos de luz, te permiten encontrar hasta lo que pensaste que estaba perdido, o lo que nunca has extraviado, lo que no se encontraba lejos, pero por estar tan cerca no lo podías apreciar.

Mi universo sólo me exige una cosa, que disfrute la vida y sea feliz, que, si bien debo desear lo mejor para mi prójimo y me active, de ser necesario active mi energía positiva para que el bien le llegue, no me empeñe en tratar de cambiar lo que mi prójimo no desea cambiar de sí mismo.

Mi universo me dice que, siendo parte de un todo, debo de estar alerta a lo que les ocurre a las otras partes, llámese ser humano o naturaleza animal o vegetal; me pide también generar buenos ambientes en el entorno, para que las vibraciones de alta frecuencia, estimulen la paz y la armonía.

Mi universo es tu universo, por lo que debes de estar consciente de que tus pensamientos se convierten en actitudes, tus actitudes en acciones y que tus acciones generan cambios, por lo que debes procurar pensar en positivo, para que actitud, acciones y cambios sean todos para hacer el bien.

Mi universo te pide, que te esfuerces en meditar para que puedas trascender a otro plano, aquél que te acerca a la verdad de la naturaleza del origen de  tu ser y del poder que tienes para lograr todas las cosas positivas que desees para tu bienestar y para el bien de tu prójimo.

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