Señor mío, tú eres un Dios vivo y habitas en el corazón de los que seguimos tus huellas en este divino peregrinar, es mi cuerpo tu templo y en él te escucho y te siento.
¡Oh, Jesús! ten piedad de mí y ven a mi encuentro, cuando presa de mi debilidad pareciera que estoy perdido, protégeme Señor y protege a mi familia, perdona nuestros desencuentros y extravíos, enciende con tu luz divina, la oscuridad de mis ausencias.
Soy un extraño en esa tierra bendita, por donde vas dejando tus huellas, y tu divina sangre va santificando el suelo, para que a nuestro paso, llegue el consuelo del arrepentimiento sincero, al verte caminar en sacrificio, amado cordero, a ese calvario muy tuyo, que nos hará pedir con devoción tu perdón a través del Padre nuestro, para salvar el espíritu de estos hijos tuyos proclives al pecado.
¡Oh, mi Señor! cuántas veces te he negado al sentir miedo de lo que está muy por debajo de tu protestad, a lo que pareciendo el fin de mis días, no es superior a tu poder en mar, cielo y tierra; es mi fe, en esos momentos de duda,frágil como una hoja, de débil sustento al árbol que le da la vida.
Bendito seas hoy siempre, Padre de amor, de justicia y de paz;sean tus enseñanzas nuestra guía, para encontrar a tu hijo amado, que es el camino, la verdad y la vida.
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