AMOR DESESPERADO
No sé por qué callé cuándo más cosas tenía que decirte, tal vez lo hice, porque dejaste de escucharme, y desde ese día estoy sumamente acongojado y triste.
No sé por qué dejé de escribirte, si tanto me dijiste te agradaba, tal vez, porque pensaste que al tenerme cerca, ya no era necesario describirte, así, como mi amoroso corazón te percibía.
No sé por qué dejaste de sentirme, si el contacto de mis manos hacía que tu cuerpo entero se erizara, haciendo huir el frío del recelo, para volver a tu suave piel enteramente mía y complaciente.
No sé por qué, de tu otrora amado pensamiento, se borró la imagen de mi ente enamorado, aquella, que decías te acompañaba de noche y día, que alimentaba la ilusión del momento tan ansiado para hacerte mía.
No sé por qué te siento ahora tan lejana de mi vida, perdida en la rutina del todo y de la nada, haciendo que para mí seas una entidad desconocida, cuando siempre fuiste mi todo y sin ti no respiraba.
No sé tú, pero si estoy equivocado por esta apreciación que me tiene atormentado, perdóname, porque todo esto que me pasa, es porque sigo de ti locamente enamorado, y cuando te siento lejos de mi vida, mi espíritu emerge inquieto de este cuerpo, por el dolor mortificado por sentirte ausente.
No sé tú, pero quisiera en suerte, que me escuches cuando te hablo, que tus ojos puedan alegrar tu corazón cuando te escribo, que me sientas como yo siempre te he sentido, y si todo ello no pudieras, solamente yo te pido, que me tengas siempre en tu amado corazón presente.
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