¿A dónde vamos con tanta prisa? ¿Quién nos viene persiguiendo? Es nuestra propia sombra que de nosotros está huyendo. ¿Por qué tanta congoja, si nadie nos quiere arrebatar nuestra alegría? ¿Por qué la espina, por qué la herida, por qué la rosa, por qué la sangre tiene que ser tan roja? ¿Por qué no despertar en la esperanza que nos ofrece un nuevo día?

BIENAVENTURADOS POR LA VIDA
¡Oh, milagroso y regio regalo es la vida! Si me acuesto sintiéndome angustiado, dificulto con ello, mi sueño en la subida, a un cielo donde me siento descansado.

Cuánto quiero detenerme ante la huída, porqué he de correr si estoy cansado y nadie me sigue desde la línea de partida, si nadie es más veloz, que mi ser a lado.

Despertar deseo, donde el águila real anida, para sentirme en la altura libre y consolado, y darle tranquilidad a mi alma triste y afligida pensando que mi afán, da buenos resultados. Bienaventurado el que recibe el don de la vida, el Señor nos la obsequió de muy buen agrado, para vivirla y compartirla felices y no sufrida, para amarnos y cuidarla, como lo más sagrado.

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