Que soy egoísta porque te quiero sólo para mí, tal vez no te estés dando cuenta que me duele perder el tiempo cuando no estoy junto a ti; amo lo que tú amas, pero no dejo de pensar que nuestros días tendrán un hasta aquí.
SESENTA VECES NO
Como hoja seca arrancada por el viento,
va cayendo mi otrora sentida inspiración,
como fría excusa: el cansancio, el tiempo,
el olvido, el vacío, el peso de la resignación.
El origen de mi alegría se fugó a destiempo,
por amor distinto vaga hoy en la imaginación,
tratando de consolar al ahora estéril campo,
regado ayer, por la fuerza del amor y la pasión.
Tantas distracciones hay girando como trompo,
formando torbellinos que arrancan la ilusión,
de un estado que exige calor en donde acampo,
para despertar entre las flores, lleno de emoción.
Sesenta veces no, a lo que causa el contratiempo,
sesenta años reclaman cantes conmigo la canción
que nos llevó a soñar, a no disculpar un interrumpo,
para que nada vulnerara la fuerza de nuestra unión.
Sesenta veces no, porque éste también es mi tiempo
y por amor, el tuyo, sin quebrantar tu noble decisión,
no quiero que nuestro amor se vuelva un pasatiempo,
hoy quiero amarte como ayer, como en toda ocasión.
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