El peso de los años va mermando la salud, la vida se va escapando y aunque estés algo resignado, no quieres sentirte así, buscas que tus ojos sigan brillando, que tus palabras se escuchen y valgan la pena, pero parece que nadie te está escuchando, que nadie te ve, aunque estés ahí.
VEJEZ Y SOLEDAD
Esa soledad tan abstracta que enajena, Incongruente y nociva como ninguna, la de la larga espera, que nos es ajena, a la de la vejez indeseable e inoportuna.
Es la soledad de la gran tristeza y pena, la que arrebata la alegría y la fortuna, es la discapacidad que todo lo condena, la de estar y no estar en forma alguna.
Vivir muchos años, pero con salud plena, todos quisieran en forma vital y oportuna, y no vivir la soledad como final de la escena, de la existencia que fue buena como ninguna.
Abraza, acaricia, habla con dulzura de la buena, hazla brillar como una estrella, regálale la luna, no es el cuerpo el que llora, es el alma, la que ordena calmar su ansiedad, antes de que regrese a la cuna.
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