La distribución del tiempo adquiere características según el ciclo de vida, aunque hay un patrón, la carga de trabajo doméstico y cuidado no remunerado del hogar recae en la mujer, en particular en su edad reproductiva. Encuestas sobre uso del tiempo, identifican que el tiempo que niños y adolescentes varones dedican al trabajo remunerado excede al que dedican niñas y adolescentes mujeres. En el caso de niños y adolescentes es de 7 a 15 horas semanales, en el de niñas y adolescentes, 14 a 23. Varones menores de 18 años dedican 2 a 7 horas semanales más que las adolescentes, a actividad de convivencia, lúdica, deportiva, de esparcimiento con familiares y amigos.
La información sobre uso del tiempo del joven de 15 a 29 años de edad, que no estudia ni desempeña ocupación, rompe el estigma de que es improductivo. La mujer que no estudia y no está en el mercado laboral, dedica 40 horas por semana a trabajo no remunerado en su hogar. La persona mayor desde su faceta de receptor de cuidados y de cuidador, realiza actividades de asistencia en higiene personal, alimentación o cuidado médico; traslado a centro de salud, y actividad en el uso de tecnología de la información.
En un hogar con personas mayores, la mujer destina 18 horas semanales a su cuidado, y los hombres, 15 horas. La mujer de 65 años o más, dedica 10 a 32 horas semanales a cuidar miembros de su hogar u otros hogares y cubre necesidad de cuidado de la generación más joven por lo que libera tiempo de otras mujeres (hijas, nueras, sobrinas o vecinas) que ingresan al mercado laboral.
Es ejemplo de cómo se expresa la desigualdad de la distribución del tiempo en esta etapa porque estas mujeres tuvieron menor participación laboral durante su vida adulta y gozan de menos prestaciones sociales asociadas al empleo, lo que las ubica en mayor dificultad para acceder a servicios de cuidado. Es una situación perversa que deja desprovistas de servicios a personas que llevan toda su vida cubriendo estas necesidades.
La tarea doméstica y de cuidados es soporte para la sociedad y tiene impacto en el bienestar y potencial de desarrollo del país. Los países que valorizan el trabajo no remunerado que se realiza en los hogares, muestran que equivale a valores entre 15 y 24% del PIB y que existe una brecha en la distribución de las responsabilidades no remuneradas en el interior del hogar. Si se considera el peso relativo del aporte de hombre y mujer al PIB, el aporte de la mujer es 70% a 87%.
En Tamaulipas, con el objetivo de reducir esta brecha de desigualdad y situación de iniquidad y con el propósito de reincorporación o permanencia de niños y adolescentes en el sistema educativo y asegurar la continuidad de su estudio, el Sistema DIF Tamaulipas otorga estímulos económicos del programa Prevención y Atención del Trabajo Infantil, para que la familia asuma gastos escolares y evitar deserción escolar. Se atiende a más de 2 mil 500 niños y jóvenes en 20 municipios del Estado, se otorga apoyo educativo, cultural, actividad deportiva, talleres de capacitación y salas de informática.
La señora Mariana Gómez de García Cabeza de Vaca, presidente del Sistema DIF Tamaulipas añadió, la sociedad gozará en unos años de profesionistas y/o técnicos capaces y personas honestas, dispuestas a ayudar y a transformar a Tamaulipas, esfuerzo social en el que el DIF Tamaulipas participa con gusto.