Enciende mi luz.

¿Quién me robó la paz?  ¿Fue el tiempo o la calamidad?

¿Acaso fui yo  mismo, que olvidé lo incierto de la vida,

y confiado me dejé consentir por el mal de la vanidad,

llevándome sin rumbo, por un largo callejón sin salida?

 

¿Quién dijo que sin tropiezos, encontraría tranquilidad,

que siendo más ciego que yo, me dio de tomar la bebida,

y confiar en la mentira, que ahuyentara de mí la bondad?

¿Quién, que no me quisiera, me diera la lección merecida?

 

¿Quién me ha hecho dudar de la certidumbre de la verdad,

que me hace pensar en tener una bendición inmerecida

presumiéndome invencible, ante la tristeza y la ansiedad

que me incita a luchar para no ser una fortaleza vencida?

 

¿Quién me hace fuerte ante la embestida de tal tempestad,

y llena de luz mis días grises, para no ver mi batalla rendida,

aunque el dolor, el cansancio y la fatiga causados por la maldad,

quieran arrebatarme el amor, para hacer de mí, un alma perdida?

 

Enciende mi luz Señor, quiero ser el faro de tu amor, ten piedad,

que no me derrumbe más, sea mi fe por ti mi devoción preferida,

para sanar la herida que me hice, al soltar tu mano por mi necedad,

venga a mi tu Evangelio, tu palabra por mi espíritu será bien recibida.

 

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