La piedra y el corazón
Y estaba tallando la piedra para que saltara la chispa,
erróneamente pensaba, que dependía del fuego para
saberme iluminado, pero el fuego solía extinguirse,
cuando mi fe se apagaba.
Y estaba tallando mis ojos para ver el día más claro,
pero mis ojos con justo reclamo lloraban, porque la
claridad que estaba buscando, provenía del sol que
iluminaba mis claras mañanas.
Un buen día me pregunté, si la chispa, el fuego o el sol,
me eran tan indispensables para saber lo que me ocurría,
la respuesta la encontré en el espejo, que con claridad
respondía a la oscuridad que reflejo.
Entonces, ¿para qué preocuparse tallando una piedra?
las piedras suelen hablar, cuando la fuerza del río las hace
rodar, y callan nuevamente, cuando el río pierde su caudal
o cuando el hombre las frota para calmar su ansiedad.
Mi corazón no es una piedra, habla con cada latido
haga calor o haga frío, es luz en la oscuridad, mi corazón
es el sol que ilumina todo aquello que amo y estimo,
y si una piedra necesita de amor, mi luz la ilumina,
para que brille en su difícil camino.
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