Bienaventurado
Quisiera ser el maravilloso motivo que creció plácidamente en tu vientre bendito, y tomar nuevamente, del manantial de tus cálidos senos, el vital alimento que me hizo creer, que el amor de madre sería igual en toda la gente.
Quisiera pensar, que mi niño interior, aún conserva el amor de quien me enseñó a caminar, y me levantara angustiada cuando me veía caer, calmando el dolor con besos y tiernas caricias y con ello me infundía el valor de seguir de pie y de frente, a pesar de tantas dolorosas caídas.
Quisiera creer, que el calor que encendió la ilusión de aquel corazón que entristeció en la soledad de tantas noches oscuras y frías, al sentir el dolor de verte sufrir tantas inmerecidas caídas, cuando debería ser yo el que llevara las injustas heridas que marcaran tu cuerpo y tu alma benditos.
Quisiera ser un viento tibio y fortuito, para llevar las sanadoras palabras de salvación de Dios Padre, para darle a tu cuerpo lastimado por el tiempo prescrito, la buena noticia de que tu espíritu sigue intacto por el amor eterno de su siempre amado hijo bendito.
Quisiera decirte hoy, que me siento bienaventurado, porque he encontrado aquello que creía se me había arrebatado, al pensar equivocadamente, que era el silencio quien había ocasionado el vacío en mi corazón, pero ahora sé, que éste, sólo limpiaba mi sin razón, para darle cabida al amor de Jesucristo.
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